Tremendismo: de tremendo. Expresión exagerada de los aspectos más crudos de la vida real (¡Este tío es tremendo!). Tremendo: Terrible, temible / Digno de respeto y reverencia... ¡Demasiada ambigüedad!. Por eso prefiero el "mondismo", de la monda (¡Este tío es la monda!). Extraordinario, en buen o mal sentido... Téngase en cuenta que siempre remito a las definiciones del Diccionario de la R.A.E. ¡Pero parece que no me puedo desembarazar del todo de la indecisión, de lo contradictorio!.
Admitida la absurda naturaleza de la existencia, su intrínseca injusticia -derivada, ya desde el nacimiento, por la aleatoriedad de todo "reparto"-, entonces parece que sólo nos queda sonreír, pasivamente, ante cualquier acontecimiento. Puede que no se trate, exactamente, de resignación cristiana, pero esta filosofía laica nos calma y apacigua... Algunos se sentirán más tranquilos -¡albricias sean dadas!- cuando las fieras heridas se tiendan, por fin, a lamerse la sangre y las llagas; a esperar la muerte, tal vez.
¿Cuál es el sentido último del "mondismo", pues?: conmover, incomodar, provocar desazón, cuestionar, quebrar "verdades sagradas y absolutas" en los morros de los que siempre se sintieron amparados por las certezas y la buena suerte (Aunque sea aun tan consciente de estar siempre a su merced... ¡De que, acaso, siempre lo esté!).
Pero el "mondismo" también puede transformarse en disimulo: en silencio, en humildad; en risotada, incluso... Podrá ser destruido todo, aniquilados la dignidad y el amor propio -en apariencia-, pero me quedan mi mundo, mi resistencia y mi palabra... Poco a poco me pasaré al "vodevil". Entonces todos disfrutaréis más (La "monda", en el buen sentido). Será ése el día en que nos reiremos todos de nuestro fracaso (Del fracaso de todos: también del vuestro, venerables jueces).
Estaré solo, pero nunca, nunca, rendido (Ni vendido tampoco). ¡Esto promete!... ¡Es la monda!...
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