Carta a mis colegas más próximos en la lucha (y en la lista dichosa), así como otros aludidos

Un saludo. Espero que no despreciéis ninguno de vosotros la oportunidad de leer algo que considero tan importante, al menos (si no más), como una Programación fantástica o como un conjunto sublime de Unidades Didácticas de la asignatura (uno de ésos de "diez", con "Pauer Poin", Flash y toda la parafernalia "tic" ).
     Puede que mi talento no me dé para tan altos designios (es evidente que no... ¿o no lo es?... ¡qué importa ya!), pero creo que lo que yo expreso y REPRESENTO, en estos días y coyunturas, es algo que no se debe ignorar; menos despreciar. ¿No lo creéis así, mis muy estimados colegas de carrera?... Humildemente, me considero una de las pocas voces que se levantan entre la docilidad y el adocenamiento que nos está aniquilando. Yo, por mi parte, me niego a ir al matadero sin elevar mi voz, mi ORGULLOSA Y DIGNA PROTESTA. Esta opción no es una novedad, pero vivimos momentos decisivos; no menos significativos por haber sido tan presentidos...
     Y los que habéis optado por callar (o por escudaros en la "prudencia" o en la mera "lucha sindical", en forma de huelgas o "manifas"), pensad en el efecto que han tenido vuestros silencios; pensad en el caso omiso a voces "disidentes" como la mía, a la que le habéis negado su esencia solidaria desde el principio de todo esto; a la que habéis aislado e ignorado, sumados al Mayestático Coro Silencioso, de abrumador efecto (pero cobarde e inútil).
     Tal vez deberíamos TODOS reconsiderar lo que hemos estado haciendo en estos dos últimos años: si el silencio y la pasividad nos ha aportado algo. ¿Consideráis la paciencia y la prudencia necesidades y virtudes, dadas las circunstancias?... ¿De veras creéis que aun os aguarda vuestra "oportunidad", Susana, Manuel, Juan María, Blanca Rosa, Mariano, Laura, Juan Francisco...? ¿Os lo tienen que decir más alto y más claro para que lo entendáis?... Casi agradezco que fuesen tan brutales conmigo, pues así no me puede caber la menor duda; ni me dejan la más mínima esperanza...
     Tenemos trayectorias semejantes, formación más o menos homologable, intereses comunes y nos aquejan semejantes y reiterativos agravios. Tal vez deberíamos intentar ver un poco más allá de nuestras propias narices: juntos podemos ser MUCHO MÁS FUERTES; y nos podemos ayudar, asesorar, apoyar... Claro que, para eso, tenemos que estar dispuestos a COMPARTIR cosas y apartar y dejar nuestro orgullo a un lado: ninguna academia ni preparador nos podría aportar lo mismo que, entre todos juntos, atesoramos. Yo, por mi parte, estoy dispuesto.
     En todo caso, deberíamos tratar de hablar con una sola voz: ¡no es posible ni razonable que, con siete, diez, quince o más años en la brecha, se nos amenace, se nos diga eso de que "fue bonito mientras duró, pero ahora adiós, muchas gracias!"... Muchos tenemos familia, un proyecto de vida en marcha, responsabilidades y cargas... ¿Vais a permitir que nos arrojen todo eso al vertedero, por el "bien común" y los JODIDOS MERCADOS y los putos miserables bancos, que son los únicos a los que no se obliga a perder o a ceder en nada?... Y los que os "salváis" esta vez, ¡no os confiéis demasiado!... Éste es mi órdago... Espero que me escuchéis... esta vez.

Carlos A. Torres Velasco (Profesor Interino "Emérito", con Estrella Amarilla de Siete Puntas; a punta por oposición...)
 

Segunda Carta Abierta a Don Mariano Rajoy (1ª parte)

NOTA: Se debe tener en cuenta que ésta es la última entrada. Por lo tanto, si se desea conocer la verdadera secuencia de este BLOG, habrá que acudir, primero, a las entradas más antiguas -la primera es del día 1 de septiembre de 2010. 
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Excelentísimo Señor:

Parece que esto se va a terminar convirtiendo en una serie epistolar: se me van acumulando demasiadas cosas que debo decirle a usted, aunque muchas ya -y muy importantes- se las dijera en este mismo medio. Supongo que a ninguno de sus asesores le habrá llamado la atención un texto que es, tan solo, uno más entre miles: estarán, sin duda, desbordados. Fíjese en que podría regodearme en detalles como su gusto por el "Marca" para reprocharle su falta de interés por las voces y los problemas del pueblo, del que yo soy tan solo un insignificante ejemplo; pero me contendré, aunque apenas me interese el deporte competitivo.
    Verá: entre los que me conocen (alguno de ellos hasta me aprecia o quiere), es casi un lugar común considerar que no me valoro o estimo lo suficiente; que me lastran inseguridades muy arraigadas y una angustia vital que casi me anula. En parte, no se equivocan; pero se entiende ese rasgo de mi personalidad enseguida, en cuanto se profundiza -tan sólo un poco- más allá de lo inmediato; más allá de lo superficial y aparente. Se explica, sobre todo, por una infancia y juventud vividas en un estado de precariedad y de amenaza de ruina crónicas. No le voy a dar detalles, pero es que a donde yo quería llegar es a mi capacidad y a mi valía, a modo de "contraste" con tanta desdicha.
    Don Mariano: me considero, ante todo, un superviviente. He superado, como todos, vicisitudes difíciles e ingratas, y tampoco voy a subrayar con demasiada intensidad esta triste faceta, pues no quiero ofender a los que han sufrido y sufren más que yo, que son muchos en este país, sin duda... 
    Tratábamos de aclarar, pues, si mi entidad social, profesional y personal merece la pena (por así decirlo); si aporta algo valioso a la sociedad en que vivo... Hace ya casi dos años escribía esta "ficha" mía en este mismo blog:

http://sisifoavejentado.blogspot.com.es/2010/11/fichado.html

Modestamente, éste que le escribe se tiene en alta estima, a pesar de todo: sé de mis capacidades, cualidades y virtudes; procuro, al mismo tiempo, ser consciente de mis limitaciones y de mis taras, y trato de mantenerlas bajo control, así como de subsanar sus efectos y superarlas. Me considero, ante todo, honesto, luchador y MUY responsable.
    Como ve, la vida me fue llevando a la docencia, al mundo de la educación. Con el tiempo (a pesar de mi "derrotismo"), me di cuenta del valor de mi bagaje; de su importancia: para mí y para mis alumnos, habérmelas visto de cocinero antes que de fraile, suponía un "plus" difícil o imposible de evaluar (y a las pruebas me remito).
    Se preguntará, Don Mariano, que a dónde quiero ir a parar... Pronto cumpliré cuarenta y siete años. Tengo entendido que Vd., mucho antes de esa edad, ya había resuelto su vida. Cuenta, además (y desde el mismo momento en que se retiraba de la mesa con la Biblia y el Crucifijo ante los que juró el cargo de Ministro por vez primera), con una pensión vitalicia, compatible con tantos ingresos como usted pueda obtener (que no serán exiguos). Por si esto no fuera poco (aunque, frente al resto, resulta irrelevante), en sólo siete años como Diputado, ya culmina un derecho que a los demás nos lleva treinta y cinco años de nuestras muy vapuleadas vidas... ¡CINCO VECES MÁS!... Eso suponiendo que se nos deje llegar, a la mayoría de nosotros, apenas a la mitad de años cotizados (¡que no TRABAJADOS, ojo!), tal como ES EL MUNDO REAL hoy en día, Don Mariano... ¿A qué esperan para modificar una ley tan manifiestamente INJUSTA? ¿Les preocupa, en verdad, la ciudadanía para la que gobiernan, y que es la que les ha cedido la responsabilidad de dejarse la vida a su servicio, si necesario fuera?... ¿Realmente cree que nos podemos tragar eso de que TODOS somos iguales frente a la ley?... Pero no quisiera desviarme: ahora QUIERO CENTRARME EN MÍ MISMO, disculpe la arrogancia.
    Tras diez años y medio en la enseñanza (diez en la Red Pública de Cantabria), y a consecuencia de un proceso muy largo de aspiración y RECHAZO -por parte de un estamento al que yo he pertenecido SÓLO de forma condicional, como "de prestado" (siete oposiciones, siete)-, se me podría expulsar, incluso, de mi "privilegiado" estado de provisionalidad permanente. En la práctica, eso es lo que se hace conmigo, Don Mariano... Claro que no sé si se hará usted una idea de lo que esto significa, pues el asunto le pilla muy lejano: ciertamente, vivimos en mundos muy diferentes, Señor Presidente. Por eso quisiera ponerle al día; que entienda lo que nos espera a mí y a mi hija, a su madre, a los que me quieren y sufren por mí... 
    Le voy a contar la historia REAL de un ciudadano REAL: digno, decente y cumplidor; con altos valores cívicos y formación universitaria, casi trilingüe, y que se debate, sin embargo, entre la esperanza y el desastre; cada día. Mientras, ustedes discuten sobre el sexo de los ángeles, o sobre la longitud del rabo de la "txapela" de Sabino Arana, o sobre la conveniencia de arrancar algunos corazones, aun palpitantes (no se crean demasiado diferentes a aquellos sacerdotes mayas), en solemne sacrificio a los "dioses" de la Santa Austeridad y de la Santísima Trinidad de la Banca, la Especulación y el Déficit. 
    Le ruego que no perdamos el contacto, Señor Presidente: modestamente, creo que le puedo enseñar algunas cosas; a pesar de mi incompetencia (certificada, seis o siete veces, por mis propios colegas "fetén") y de mi supina ignorancia sobre la mayoría de los profundos y muy sesudos asuntos que a sus Señorías les ocupan y les preocupan. Gracias.

Carlos Torres Velasco (¿Ex-Profesor Interino "Emérito" de Dibujo?)
 

UNA-NIMIEDAD

 
El único "argumento" aducido en su momento por el Presidente del último Tribunal que me cayó en suerte fue el siguiente: HUBO ABSOLUTA UNANIMIDAD entre los cinco miembros del mismo; que es como decir que a todos ellos se les ocurrió que la calificación que más me "cuadraba" era 1´8: ¡ni una décima más ni una menos! (por cierto: no se aportó, en dicha reunión, ningún documento que certificase la veracidad y argumentación -esencial y última- de esta decisión, a pesar de que se ha de contar, en teoría, con unas actas perfectamente detalladas).
    Hoy uno de mis alumnos de 1º de la E.S.O., el excelente, atento, trabajador y muy talentoso Matías (espero que no les importe -ni a él ni a sus padres- que mencione su nombre de pila), ha insistido en buscarme por el instituto para despedirse de mí... 
    Ya me había dedicado uno de sus dibujos (algún día lo publicaré, en señal de agradecimiento: es lo menos que puedo hacer), y también un precioso texto "anónimo", que a él le parecía perfecto para ofrecérmelo y darme ánimos... Sólo con estas muestras, hubiese sido más que suficiente por su parte... Pero hoy, lunes 25, ha querido volver a verme y darme un abrazo... ¡UNA-NIMIEDAD!, ¿verdad?... 
    Ningún Tribunal, ninguna "valoración", NUNCA, de ninguno de mis colegas de "adentro", tendrá JAMÁS el valor de un gesto como el de Matías hoy, a punto de despedirnos para siempre, quién sabe... Quiero que TODOS lo sepáis: que entendáis que, aunque hay cosas que nunca me habéis querido "conceder" ni me reconoceréis -probablemente, nunca-, existen otras que ni me podéis dar EN ABSOLUTO, ni tampoco podréis quitarme... Sólo eso quería deciros (que ya es bastante).
 

Carta abierta a Don Mariano Rajoy, Presidente del Gobierno de España

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Excelentísimo Primer Ministro:


Usted no me conoce. Yo no soy nadie: tan sólo un humilde profesor de secundaria; interino... Entenderá, pues, porque me presento de la forma en que lo hago: ciertamente, no soy nadie... Y no llego, apenas, a la categoría de "alguien", ni siquiera frente a mis propios colegas, que me han confirmado y reiterado -en al menos seis ocasiones- mi palmaria y abrumadora incompetencia.
    Aclarada la entidad del que se dirige a usted, algo me empuja, sin embargo, a inquirirle; a buscar ciertas respuestas y certezas (a ser posible, ratificadas por usted), pues innumerables dudas me asaltan. Asumo el abismo intelectual que nos separa, pues no me puedo comparar con el Presidente de un Consejo repleto de economistas brillantísimos, Abogados del Estado, Catedráticos y demás Eméritos y sesudos funcionarios de altísima categoría. 
    Usted mismo debió estudiar tomos y tomos, a lo largo de años (¡de memoria!), para alcanzar, con brillantez y hercúleo mérito, esa profesión que yo nunca he entendido muy bien para qué sirve (no es de extrañar, consideradas mis evidentes limitaciones), pero que, al parecer, es un "chollo", pues uno se forra, simplemente, firmando cuatro papeles de vez en cuando... A eso mi abuelo lo llamaba "sinecura" (no es como la política de "altos vuelos", pero casi). Por cierto: tengo en la familia a algún colega suyo; pero ésos son de la rama andaluza de los "espabilaos", la de los "empollones", a la que yo -huelga decirlo- no pertenezco.
    Puede que me resulte algo difícil llegar al grano, y tras ponernos un poco cada uno en nuestro sitio, no sé si seré capaz de abarcarlo todo. Veamos... ¿Por dónde empiezo?... Tal vez le parezca baladí o improcedente mi introducción, pero tiene su importancia, pues lo que yo le quiero plantear es lo que sigue: ¿cómo es posible que un modesto funcionario y educador, que apenas sabe que dos más dos hacen cuatro, o que una familia que gana diez y gasta veinte -por sistema- no puede acabar bien; que un tipo irrelevante, incompetente y redundante, como yo, haya visto venir, meridianamente, el desastre que nos aflige a todos, desde hace años, mientras sus antecesores (antes de ayer) y ustedes mismos, con el Presidente Aznar a la cabeza, han sido o fueron totalmente incapaces de apenas vislumbrarlo?... ¡Porque este toro los ha volteado cuando a ustedes se les llenaba la boca de "Españavabién", "octavapotenciamundial" (¡oéoé!), "estepaísessssolvente" y "enseguidalepasamosaFrancia", no dirá que no!... Claro que puede que éste se trate de un caso claro de omisión o de "procrastinación", palabra fea donde las haya, y que describe una actitud irresponsable y aun más fea que la propia palabra.
    También es verdad que eso de hacer el "ridi" se le has dado mejor a otros, pero reconocerá usted que ese "pim-pam-pum" de típica traca valenciana, en un estilo "Neo-Tech Rococó Calatraveño" (u onda similar, como la del "Post-Gótico Enjalbegado Calatraveño", algo correoso, pero elegante, como un traje italiano); ese crecimiento de "Gran País" en construcción, plagado de "Marinas Doradas", mega-centros culturales enterrados en los Campos de la Estrella y aeropuertos por doquier (pero sin vuelos), a pesar de que las evidencias nos ponían a la cola en Investigación y Tecnología (las que se escriben con mayúsculas y GANAN PREMIOS NÓBEL), en inversión para Educación (reitero la mayúscula) y en los resultados de ésta; por detrás de la mayoría en transparencia administrativa y probidad jurídica, en seriedad y rigor financieros, en control inmigratorio, en creación de empleo "como Dios manda" (y COM-PE-TI-TI-VO), en homogeneidad y justicia inter-territorial, y otros muchos etcéteras... Reconocerá usted, Sr. Primer Ministro, que algo tuvieron ustedes que ver con todo ello. ¿O no?... No me va a convencer si me lo niega, porque puede que yo sea lento y algo torpe, pero he tenido muuuchos años para ver en qué han estado convirtiendo ustedes a este país (o a la "confederación" que lo forma... ¡y lo de-forma!; con su consentimiento y compadreos varios, por cierto).
    Me pregunto si usted tiene claro que todo este "paquete de sacrificios", inminentes y necesarios -el cual nos vende como algo cercano a la panacea: un paso previo al Paraíso, se diría-, tendrá alguna contrapartida razonable, en un razonable plazo de tiempo... Algo en lo que ya no creemos, por cierto, ni yo ni cientos de miles de españoles (si no son millones), para serle muy franco. La mayoría de los que nos olemos cierto desenlace no somos Registradores, ni Economistas, ni hemos estudiado Derecho, ni hemos sido aprobados en una oposición; pero solemos ejercer el sentido común y tenemos ojos en la cara. De ahí el escepticismo, ¿sabe?...
    Lo que se ve con tanta claridad es que ustedes y sus compadres, los banqueros y demás oligarcas (incluidos los nacionalistas), han des-administrado un enorme tinglado llamado España: que no la han servido con sensatez, lealtad y honestidad, sino que se han servido de ella, enfermos de codicia y como poseídos por el sacrosanto principio de una desbocada Ley de la Oferta y la Demanda... Que nos han ido estafando, poco a poco, a todos: vendiéndonos "motos", que lo mismo tenían que ver con "lo bien que iba todo" (así, como "concepto general"), como con lo solidarios que nos podíamos permitir ser (pues eso es lo que se espera de los ricos, como nosotros ya éramos, sin duda), al tiempo que nos arrebataban demasiados bocados, cuando nos llegaba el turno de disfrutar de algún "privilegio". ¿Se extraña o, incluso, le escandaliza?: a mí (y a mi familia) nos ha pasado más de una vez... ¡Y le aseguro que a nosotros NUNCA nos han sobrado los dineros!
     Claro que, hoy en día, ese proceso de precarización se ha exacerbado hasta extremos insoportables, pues, al parecer, hemos estado viviendo muchos, muchos años por encima de "nuestras posibilidades", ¿verdad, Primer Ministro?... Pero ya sé que a usted le duele en el alma todo esto; y además está convencido de que ni usted ni su partido tienen nada que ver con ello: se debe todo a la herencia recibida de unos incompetentes, estúpidos e insensatos... En este sentido, no le quitaré la razón; pero me pregunto, aun, si usted tenía tan claras las cosas -así como las estrategias- cuando se decidió a dirimir y vencer a los fracasados, a base de no decir la verdad (toda la verdad y nada más que la verdad) a millones de sus eventuales votantes (entre los cuales un servidor no se encuentra). 
    Porque, en comparación, esos fracasados ahora nos podrían parecer a muchos, al menos, bienintencionados (a pesar de su cándida estupidez); por el contrario, ustedes podrían empezar a parecernos implacables malvados, amén de mentirosos. Sé que no ha sido ni es su intención, por supuesto... Por mi parte, yo quisiera pensar que ustedes llegarán a solucionar este terrible desaguisado; el problema es que aun no me quedan claras ni sus intenciones, ni su competencia o capacidad, ni si tienen un "plan", ni hasta dónde estarían dispuestos a llegar en el concreto apartado de las "reformas"... 
    Hasta esta coyuntura de nuestras vidas, en este país me he sentido, por lo general, decepcionado, engañado, subestimado, "infrautilizado", estafado (ya lo he dicho); me angustia, sin embargo, la posibilidad de llegar a un punto sin retorno: a situaciones irreversibles; a ese momento en el que ya no nos quede nada que perder... ¿Se pone usted en mi lugar, Señor Primer Ministro?... 
    Lo cierto es que estoy llegando a un extremo en el que, perdida la esperanza (ya sin remisión aparente), sólo imagino la posibilidad de verla recuperada si ustedes me la "regalan", pues uno cree haber agotado ya hasta el deseo de buscarla... ¡Es TAN grave esta crisis, Sr. Primer Ministro!: mucho peor que la especulación y los ataques de los "mercados"; aun más terrible que los números rojos y en picado de la Bolsa... ¿Se dará usted por enterado?...
    Se lo dice un tipo más bien fracasado, mediocre, gris; incapaz, incluso, de culminar unas oposiciones del montón, no como usted o la mayoría de los miembros de su equipo. Aunque, al menos (eso sí), entiendo, leo, hablo y escribo en inglés, me defiendo en francés, y nunca se me ocurriría decir que mi canción favorita es "Mediterráneo" (la de Serrat, claro), o que mi cantante internacional preferido es Freddie Mercury (es un poner). No es por presumir, pero mi horizonte cultural es mucho más amplio que todo eso (aunque ya sabemos para qué suele servir la Cultura en España). Le aclaro, además, que no me interesa demasiado el fútbol y que prefiero (si me dan a elegir) el pan al circo: espero que mi hija tenga algo que llevarse a la boca en el futuro, y que yo no termine por morir de hambre, sin atención médica adecuada y desahuciado. 
    Me tranquilizaría saber que usted y su equipo están trabajando en ello: con eficacia y denuedo, Sr. Primer Ministro.

Atentamente, 

Carlos A. Torres Velasco (Profesor Interino "Emérito" de Dibujo y E.P.V.)
Santander, 19 de junio de 2012
 

CUMPLEAÑOS

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Ayer mi hija cumplió quince años. Mi hija y yo llevamos "celebrando" este día tan señalado (un diecisiete de junio) siete veces ya a las mismas puertas de la que debía ser "la mía": mi oportunidad, mi "consagración", mi año, mi alivio, mi reconocimiento, mi descanso... ¡Siete veces!... Casi la mitad de su vida... 
    En un año "normal", yo la veía soplar las velas, comía mi trozo de tarta y me ponía, casi inmediatamente, a "repasar" otra vez, a estudiar: ¿del tema quince al veintitrés?... ¿los contenidos transversales?... ¿las competencias?... Este año no habrá oposiciones (¡maldita palabra!), pero ayer tampoco pudo ser un día completamente feliz...
    Me pregunto si alguna vez la vida nos concederá, a mi hija y a mí, un día de cumpleaños distinto: sin angustia, sin fracaso, sin culpa, sin miedo, sin ansiedad, sin pánico, sin incertidumbre... SIN FRACASO (presentido), SIN CULPA (por fracasar tanto y sin saber POR QUÉ), SIN MIEDO (a la angustia por el fracaso que es la mera culpa reiterada, embrutecido por la ansiedad que me atenaza en medio de un páramo de incertidumbre reincidente y "daños colaterales").
    Me pregunto qué hemos hecho para merecer algo así mi hija y yo... Y sobre todo: me pregunto qué es lo que YO NO HE HECHO (aun), pues es evidente que NO se trata de dedicación, de sacrificio, de estudio, de aprender y de saber... Ya no espero casi nada, a estas alturas: si alguna vez mi hija y yo celebramos su cumpleaños pletóricos y auténticamente felices, nuestra felicidad sólo podrá venir de nuestro interior, de nuestra propia dignidad y coraje.
    Gracias, pues, por tanta "dicha": a quien concierna.
 

Lo que mueve el Mundo

Hace ya muchos años, tuve un profesor al que le gustaba sacar a la pizarra a una compañera que solía vestir minifalda. Por lo general, a este profesor de matemáticas no le interesaba demasiado lo que mi compañera escribía en el encerado. Y debo añadir que este profesor casi nunca me pedía a mí que resolviera ningún problema en la "palestra" (en su descargo, aclaro que mi indumentaria, a los diecisiete años de edad, nunca incluía una breve falda ni zapatos de tacón). Dicho profesor sigue ejerciendo su "magisterio"... 
    Recuerdo que este docente llegó a ponerme un 6 por un examen casi perfecto, al que tan solo se le podía reprochar un signo equivocado en una matriz (con una cantidad considerable de números en la misma). Por un despiste semejante o peor, la compañera de hermosas formas y sucinto atavío, apenas sería penalizada con un punto.
    Recuerdo que este buen profesional de la enseñanza al menos supo "justificar" y "explicar" su aberración: para él, el signo equivocado suponía una falta gravísima, intolerable. Le resultó algo más difícil explicar la diferencia de trato; pero, en todo caso, eran unos tiempos en los que los profesores no se veían obligados a dar casi ninguna explicación...
    Sea como sea: pensaba en cómo hoy en día, con tanto "Estado de Derecho" y tanta gaita y palabrería garantista, a uno se le puede pulverizar, licuar, diluir, despedazar, rematar, apabullar, destruir, descuartizar, denigrar, desintegrar, en un examen DECISIVO... ¡impunemente!; y amparados los carniceros en su "soberanía" (a discreción), sin que nadie tenga los santos güevos de ofrecerte un argumento, una explicación... ¿Es esto "progreso", sensatez, decencia?...
    Aunque ya sabemos qué es lo que la "sensatez", la "profesionalidad" recomiendan: sumisión, silencio, docilidad, temperamento "suave", gestos universales de asentimiento... De lo contrario, ¡date por jodido!... That´s it!
 

RAMONEDA: Poco pan y peor circo

Podría decirse que suscribo hasta la última coma... Y planteo las mismas, idénticas preguntas (no ya retóricas: más bien desesperadas). Tal vez un día de éstos me anime a publicar algo más que indicios sobre lo que me acucia y lo que me angustia. La palabra "clave" es ASCO... No es bonita: lo lamento.

http://politica.elpais.com/politica/2012/06/13/actualidad/1339601627_869219.html
 

Carta abierta a un alumno de Bachillerato

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Agradezco tu respuesta; hasta el momento, (casi) la única. Dicen de los silencios que "otorgan". ¿Me lo merezco?... Yo no me considero perfecto, y ni siquiera creo ser uno de los "mejores" en ningún terreno; pero SÉ que estoy dotado con algo que me sobra: esa puñetera fuerza, ese amor propio y coraje, que NO ME PERMITEN SENTIRME CONFORME con tan solo lo "necesario", lo "imprescindible", lo "habitual", lo "corriente", lo "suficiente"... Lo negativo de este afán es que puede resultar paralizante, en la mayoría de las circunstancias (y la "mayoría de las circunstancias", en nuestro entorno, P., prosperan por doquier). Quiero decir: ¿¡para qué tomarse la molestia de hacer nada, de emprender nada, si sabes que el resultado sólo puede ser una porquería mediocre o, simplemente, algo muy alejado de lo "sublime"!?... Con los años, uno se adapta a lo "corriente"... y a la corriente: al "mainstream", ¿no es así?... Se llega a compromisos, se "transige", se "conforma" uno... A mí se me ha debido notar mucho, toda la vida, que lo hacía a regañadientes: ya sabes cómo se te paga esto... NO TE LO PERDONAN, te lo aseguro...
     ¿Debemos convertirnos en unos maestros del fingimiento, pues?: creo que ESO, precisamente, es lo que ha estado horadando, muy profundamente, algo que no resultaba muy aparente... A nadie parecía interesar verlo, destacarlo (reconozco que muchos lo han estado disfrutando a tope), pero estábamos socavando nuestros propios cimientos. ¿Lo entiendes?... Es un ejemplo de que la "transigencia" no es -necesariamente ni siempre- algo bueno; acaso un síntoma de cobardía o de indolencia: una especie de carcoma moral.     

    El caso es que, cuando todo alrededor es una inmensa estafa y una "Feria de Vanidades"; o si todo se basa en un modo de vida (y en una filosofía de vida) conformista, tramposa, de apariencias y de "satisfacciones inmediatas", LO ÚNICO QUE NOS DEBE QUEDAR ES NUESTRA INTEGRIDAD, NUESTRA PROPIA AUTOESTIMA, P.: SABER que has hecho lo justo, lo adecuado, lo coherente, lo cabal, lo correcto; siempre que has podido y se te ha exigido; y que te has esforzado.
     Reitero mi ABSOLUTA IMPERFECCIÓN: mis culpas, mis carencias y mis propias incoherencias. Pero a nadie le consentiría poner en entredicho mi lucha, mi esfuerzo y mis propios méritos... Para contrarrestar esos ataques son necesarias serias y sólidas "coartadas", ¿lo entiendes?: un trabajo MUY CONCIENZUDO y muy constante... Pero veo por todas partes a "triunfadores" de pacotilla; a mediocres "establecidos", simplemente listos o con mucha suerte (o ambas cosas); a personas que son parientes o amigos o simpatizantes de las personas adecuadas... los veo a todos ellos, como te digo, marcando el paso, definiendo el "estándar", y poniéndome a mí a la altura de lo más bajo de ese "parámetro"... Por un tiempo te lo crees, P.: por un tiempo te consideras una piltrafa, pura y genuina escoria... ¡No lo consientas! ¡NUNCA!...
     Es de cajón: si ellos hubieran sido tan "estupendos", otro gallo nos cantaría, ¿no es cierto?. Pero ya ves... Lamento que el tiempo, tozudo, me esté dando algunas razones (deseo no ser infalible, ¡por Dios!); pero nadie me va a dar un "premio", ¿sabes?... Y aunque ellos se vayan a salvar, no habrán podido arrebatármelo todo: no lo más importante. Es eso por lo que debes luchar, por encima de todo, el resto de tu vida... Empieza ahora.

Un abrazo, P.
 

CON SENTIDO

Hoy, en el día del Señor del diez de junio de dos mil doce, más que nunca, se llenan de sentido (más, si cabe) algunas palabras mías...

http://sisifoavejentado.blogspot.com.es/2012/04/franqueza-candida-criatura.html

http://sisifoavejentado.blogspot.com.es/2012/02/melodramas-si-yo-fuera-funcionario.html

http://sisifoavejentado.blogspot.com.es/2011/06/acceso-o-absceso.html
 

ADIÓS (junio de 2012)

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¡¡Uff, otra vez no!!, diréis algunos... No es extraño... Pero os aseguro que no se va a repetir... ¡a menudo! O puede que no se repita en absoluto, ya que... ¡Bueno!: es eso que ocurre cuando las personas se distancian, no hay que reprocharle nada a nadie... El caso es que uno, que ya va teniendo más amigos y conocidos en el “cotarro” que fuera de él, se puede enterar, más pronto que tarde, de lo que, de todos modos, mi intuición (casi femenina) ya había detectado con una denodada clarividencia, aunque plenamente acertada: el HECHO de que debo despedirme de todos vosotros.

    Os diré que he llegado, incluso, a fantasear con discursos o “monólogos” (más o menos cachondos, como haciendo leña de mi propio árbol; caído, se entiende), que debería pronunciar, ante la sorprendida concurrencia, hacia el final del inminente acto de despedida de este curso que termina. Puedo aseguraros que algunos de esos monólogos me hubieran quedado muy dignos: chispeantes y “acerados”, a la par que conmovedores; aunque no está nada bien que yo lo mencione. Mis limitaciones (tan evidentes en otros ámbitos: ante un “público selecto”; como de un máximo de cinco, entiéndase) me impiden, sin embargo, memorizar cualquier idea en desarrollo y más o menos extensa; pero es que en este campo hasta el mismo Paquirrín me supera. Es por ello (y por mi “natural” indolente) que he descartado lo del monólogo... ¡Por eso y porque, con lo que nos pagan, ya no me llega para un “coach” personal!.

    Lo que sí que no quisiera dejar de expresaros (a la mayoría; y por escrito) es lo que sigue: que me despido de un centro, el I.E.S. “Villajunco”, en el que me he sentido como en casa; aceptado y respetado. Os aseguro que esto no es tan común... Creedme: NO LO ES... (me acredita una “cierta” experiencia). Me siento en deuda, por consiguiente, tanto con el personal docente como con el no docente, que han supuesto siempre un apoyo y una referencia para mí –en más de un sentido- a lo largo de estos tres años. Palabras especiales de agradecimiento les debo a los miembros del Equipo Directivo: a Ramón, a Rosa, a Pilar y a Borja. A todos, GRACIAS... Incluso debo mencionar a la mayoría de una larguísima lista de alumnos, quienes han tenido la oportunidad (no sé si la suerte) de contar con mis modestos conocimientos, mi tiempo y mis habitualmente menguadas energías... Menguadas –y coartadas- por las circunstancias que, todo parece indicar, serán las que condicionen ya el resto de mi carrera (Che será, será?...).

    Y a propósito: si alguien cree que se ha de ver en la gentil obligación de “quitarme ciertas ideas de la cabeza”, que no se preocupe más... Asumo -cada día con menos esperanza, pero con más serenidad y hasta INDIFERENCIA- lo que soy y lo que tengo: es un hecho; tozudo. Otros han decidido, reiteradamente; otros eligieron (a otros y a otras, se entiende)... Sus motivos, sus criterios, sólo ellos los conocerán. Asumo que ellos creen que fueron los óptimos. Y si no fue así, espero que, al menos, sus conciencias, estén tranquilas.

    En ese sentido, debo felicitar al Instituto porque pronto contará con un nuevo y perfectamente ensamblado y compenetrado Departamento de Dibujo. El hecho de que vaya a estar formado por dos personas de probada (y aprobada) solvencia, ambas Funcionarias de Carrera, libres ya de concentrar toda su energía y sabiduría en lo único que importa (que es preparar y dar clases), imprimirá, sin duda, a la asignatura, materia o como diablos quieran llamarla ahora (y ya sin “cargas” ni insuperables traumas o lastres personales), de nuevos bríos y más coherencia. Lamentablemente, debo confesar -con pena, pero con humildad- que eso, conmigo en el Dpto., hubiera sido algo más difícil de alcanzar.

    En definitiva, auguro que pronto me olvidaréis la mayoría de vosotros; y hasta los alumnos más queridos, que ahora me preguntan y se lamentan de lo que les insinúo, me olvidarán, a pesar de todo lo que me dicen en estos días... Pero eso no es malo: simplemente, se tratará de la confirmación de que estoy donde debo, y en las condiciones que me merezco (que, todo sea dicho de paso, no son muy “allá”, que digamos). 

    Y ya que menciono “deudas”: os debo un abrazo a todos. Eso como mínimo. A unos, más entrañable y estrecho; a otros, más formal y hasta frío; a otros, algo forzado (incluso); pero a la mayoría os transmitiría las sensaciones de una de las pocas y más prolongadas épocas (a pesar de todas las decepciones INMENSAS) de felicidad que he disfrutado en toda mi vida... ¡Y no menciono NUNCA esta palabra en vano, os lo aseguro!: la conozco apenas de vista, pero la tengo MUUUUCHO RESPETO... ¡Fe-li-ci-dad!, ¡tan escasa!...

    Por lo tanto: esto es un ADIÓS, no un “hasta pronto”, lo sé... Adiós, amigos, colegas...

Carlos A. Torres Velasco (Profesor Interino “Emérito” de Dibujo y E.P. y V.; todavía)