Lo que mueve el Mundo

Hace ya muchos años, tuve un profesor al que le gustaba sacar a la pizarra a una compañera que solía vestir minifalda. Por lo general, a este profesor de matemáticas no le interesaba demasiado lo que mi compañera escribía en el encerado. Y debo añadir que este profesor casi nunca me pedía a mí que resolviera ningún problema en la "palestra" (en su descargo, aclaro que mi indumentaria, a los diecisiete años de edad, nunca incluía una breve falda ni zapatos de tacón). Dicho profesor sigue ejerciendo su "magisterio"... 
    Recuerdo que este docente llegó a ponerme un 6 por un examen casi perfecto, al que tan solo se le podía reprochar un signo equivocado en una matriz (con una cantidad considerable de números en la misma). Por un despiste semejante o peor, la compañera de hermosas formas y sucinto atavío, apenas sería penalizada con un punto.
    Recuerdo que este buen profesional de la enseñanza al menos supo "justificar" y "explicar" su aberración: para él, el signo equivocado suponía una falta gravísima, intolerable. Le resultó algo más difícil explicar la diferencia de trato; pero, en todo caso, eran unos tiempos en los que los profesores no se veían obligados a dar casi ninguna explicación...
    Sea como sea: pensaba en cómo hoy en día, con tanto "Estado de Derecho" y tanta gaita y palabrería garantista, a uno se le puede pulverizar, licuar, diluir, despedazar, rematar, apabullar, destruir, descuartizar, denigrar, desintegrar, en un examen DECISIVO... ¡impunemente!; y amparados los carniceros en su "soberanía" (a discreción), sin que nadie tenga los santos güevos de ofrecerte un argumento, una explicación... ¿Es esto "progreso", sensatez, decencia?...
    Aunque ya sabemos qué es lo que la "sensatez", la "profesionalidad" recomiendan: sumisión, silencio, docilidad, temperamento "suave", gestos universales de asentimiento... De lo contrario, ¡date por jodido!... That´s it!