El único "argumento" aducido en su momento por el Presidente del último Tribunal que me cayó en suerte fue el siguiente: HUBO ABSOLUTA UNANIMIDAD entre los cinco miembros del mismo; que es como decir que a todos ellos se les ocurrió que la calificación que más me "cuadraba" era 1´8: ¡ni una décima más ni una menos! (por cierto: no se aportó, en dicha reunión, ningún documento que certificase la veracidad y argumentación -esencial y última- de esta decisión, a pesar de que se ha de contar, en teoría, con unas actas perfectamente detalladas).
Hoy uno de mis alumnos de 1º de la E.S.O., el excelente, atento, trabajador y muy talentoso Matías (espero que no les importe -ni a él ni a sus padres- que mencione su nombre de pila), ha insistido en buscarme por el instituto para despedirse de mí...
Ya me había dedicado uno de sus dibujos (algún día lo publicaré, en señal de agradecimiento: es lo menos que puedo hacer), y también un precioso texto "anónimo", que a él le parecía perfecto para ofrecérmelo y darme ánimos... Sólo con estas muestras, hubiese sido más que suficiente por su parte... Pero hoy, lunes 25, ha querido volver a verme y darme un abrazo... ¡UNA-NIMIEDAD!, ¿verdad?...
Ningún Tribunal, ninguna "valoración", NUNCA, de ninguno de mis colegas de "adentro", tendrá JAMÁS el valor de un gesto como el de Matías hoy, a punto de despedirnos para siempre, quién sabe... Quiero que TODOS lo sepáis: que entendáis que, aunque hay cosas que nunca me habéis querido "conceder" ni me reconoceréis -probablemente, nunca-, existen otras que ni me podéis dar EN ABSOLUTO, ni tampoco podréis quitarme... Sólo eso quería deciros (que ya es bastante).
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