Reflexionaba hace un rato en torno a la responsabilidad real de los miembros de los Tribunales. Desde luego, existe una percepción bastante generalizada -imagino que en unas asignaturas más que en otras; la mía, de momento, la mantengo en secreto- que nos viene a comunicar, a la mayoría de nosotros, que esta buena gente SE NOS HA "LUCIDO".
La sensación -podríamos abundar- es desconcertante, desorientadora, vertiginosa, paranoide... Pocas pesadillas (y casi ninguna droga) llegan a ser tan intensas, insanas, absurdas y peligrosas como este "viaje": encima, todo ocurre de verdad, y se nos hace pasar por ello sin anestesia... Las secuelas, me temo, aun no han sido conveniente ni seriamente valoradas por ningún experto... (Lo sé: había prometido "vodevil", pero todo llegará; y, cuando lo haga, será definitivo)... Yo no soy, desde luego, un experto (no soy psiquiatra, me explico; que, por desgracia, en opositar, ya pocos me superan), pero os digo, totalmente en serio, que, a partir de cuatro oposiciones -digamos que 7 u ocho años- algo nos tiene que empezar a pasar por dentro; algo MUY serio: me refiero a un profundo proceso de demolición, de devastación, de aniquilación de la identidad y de la personalidad. En un país que se ha convertido en una "potencia mundial" en el despilfarro del potencial de sus mejores y más preparados hijos (e hijas), no nos puede pillar por sorpresa semejante escabechina... A mí no.
Acabo de ver "Enterrado", de Rodrigo Cortés. Aparte de que -lo confieso- no soporto la opresión de la claustrofobia, tanta angustia me ha llegado a "conectar" con la sensación vital que últimamente (y cada vez más) vengo padeciendo. ¿Tan desgarrado estoy ya por dentro?... ¿No deberíamos estar cientos o miles de nosotros de baja indefinida?... ¿Por qué resistimos?... ¿¡No sería tanta resistencia la DEMOSTRACIÓN DEFINITIVA -en un país NORMAL lo sería- de que nuestra vocación y voluntad son inmensas!?...
Pero todo esto empezó con los "miembros y las miembras": ¿Su responsabilidad?... Creo que, en realidad, son intercambiables; que no habría sido muy distinto si en, lugar de ellos, les encargan el "trabajito" a otros. Duele saber que, entre ésos a los que no les temblaría el pulso a la hora de acribillarnos, hay amigos, viejos colegas; algunos que nos conocen desde hace años (incluso desde los tiempos de la Facultad), y que, por supuesto, conocen, SABEN, MÁS QUE DE SOBRA, si nos merecemos estar entre los suyos o no... De hecho, algunos SABEN, MÁS QUE DE SOBRA, que en muchas cosas les podemos dar mil vueltas... ¡Pero esto funciona así!, ¿no es cierto?... La putrefacción está arraigada y forma parte del propio "sistema". De ahí mi tesis: los nombres casi no importan... Aunque un día los daré.
P.D.: Me gustaría estar equivocado, no obstante... Trabajemos -y ojalá que, algún día, sea entre todos- por descifrar los "arcanos sagrados" de la "Casta". ¿Será cierto que lo único que importa es la memoria?... ¿O será tan sólo la "puesta en escena"?... ¿Otros factores más "inconfesables"?... ¿Por qué todos los años parece haber "firmes candidatos", como quien dice "in pectore"?...
No hay comentarios:
Publicar un comentario