"Hola, M... Estaba pensando en escribiros algo a todos vosotros. La verdad es que me está costando no venirme abajo en algo tan sencillo como es el ejercicio de teclear en mi ordenador. Pero no me parecería bien no dedicarte a ti, muy especialmente, unas palabras... Desde luego, he sentido como, todos estos días atrás, tú eras una de los pocos que lamentaban de corazón mi marcha: con eso hubiese bastado para estar dedicándote estas líneas; y lo hubiese hecho, de todos modos... Por desgracia ya sé, tan temprano, que hay algo más: anoche pude ver las listas de "previsiones" de vacantes para Dibujo; hoy me las han confirmado, y es aun peor, claro... Se lo decía hace una hora a G. B.: prácticamente se me expulsa de la profesión, y se acaba con la continuidad de mi carrera. Algo así, a mi edad y en mis circunstancias, es casi DEFINITIVO.
La situación en que me ponen a mí y a los que, en mayor o menor medida, dependen de mí, es desoladora. Esto es sólo una palabra, claro: no creo que pueda expresar lo que siento, lo que me está despedazando por dentro y lo que me ha impedido dormir casi en toda la noche... Imagino que las que vienen serán iguales o peores, M.
Te contaré, en confianza, que, antes de tomar la decisión de comprar mi "pisito de soltero" (ayer, sin ir más lejos, colocaba, con paz e ilusión, mi equipo de música y colgaba unas estanterías), visité y consulté a Dña. M. L. S. I. -y lo mismo hice con G. B.- acerca de este proyecto personal mío: y les pregunté si me animaban o si creían, por el contrario, que debía echarme atrás... Ambos coincidieron en que debía tener fe y confianza. Ya sabes que nunca me han sobrado ni la una ni la otra, y mi "sexto sentido" siempre me ha indicado la zona más oscura del porvenir... De algún modo, lo quise "ignorar", correr el riesgo: REBELARME ante esta vida, que se me resiste y me lo pone siempre difícil... Le escribía a R. A. hace un rato:
"La mayor parte de mi vida no ha sido muy fácil. Por supuesto, siempre habrá casos peores y hasta terribles. Así que me limito a decir que NO HA SIDO FÁCIL: me refiero a que me ha resultado casi imposible (o absolutamente imposible) enlazar esas cosas que, para la mayoría de los de mi entorno, han fluido con naturalidad, poco a poco, más tarde o más temprano..."
Parece, pues, que esa vieja cabrona y burlona (mi vida) pretende, ahora, pararme en seco: ponerme frente a un muro... o al borde de un abismo. ¿Me lo mereceré? ¿Estaré pagando por mis numerosos pecados?... No sé qué haré, M., no sé qué puedo hacer... Lo he dado todo: a estas alturas, a lo largo de todos estos años... Ya se lo he dicho a mi hija, quien, muy sensatamente, me ha preguntado que por qué me metí en lo del piso... Ella es una persona excepcional, con sensibilidad, dignidad y amor propio: todo esto termina (y es lo más terrible de todo) también con su futuro, con su esperanza. ¡Este es el tipo de secuela y de "daño colateral" que me llena de ira y de odio, M.!... ¡Cuánto odio a los que nos están haciendo esto y a los que lo han hecho posible!... Y lo que más odio de todo es que tenga que gastar mi vida (que podría ser plena, generosa y creativa) en odiar: en diluirme en el espanto de carecer de toda confianza y descartar ya toda esperanza... Me gustaría poder transmitirte algo distinto, pero no me dejan demasiadas opciones. Perdona, M., por todo esto..."
Un abrazo muy fuerte...
Santander, 29 de junio de 2012
Carlos Torres Velasco (¿Profesor Interino "Emérito"?)
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