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Excelentísimo Señor Presidente:
En breve (casi de forma inmediata), mostraré en este blog un enlace que le llevará a "TORRES MÁS ALTAS, Segunda parte". Espero no posponer en exceso su espera, pues es urgente (al menos, así yo lo considero) que estas humildes y, mayormente, IGNORADAS palabras mías, tengan tanta repercusión y eco como sea posible.
¿Sabe, Excelencia, lo que es un "log"?: pues en el muy polisémico idioma de Shakespeare, "log" puede ser un madero; pero también es un cuaderno de bitácora. Es decir: se trata de un diario. Un "blog" es su versión digital y virtual (web log). El caso es que yo, a partir de ahora, procuraré apartarme de retóricas y de teorías; de épicas y de líricas, pues ése ha sido un "lujo" que, hasta hoy (en una prórroga que yo sabía no podría durar para siempre), me he podido permitir como "profesor interino con galones".
Lo que le ofrezco a usted -y a todo el que quiera leerme- es una crónica detallada, y sin demasiados adornos, de una decadencia, de un drama, de un desastre anunciado e inexorable: un recuento de días, de hechos, de renuncias, de angustias, de insomnios, de cuerpos y mentes vapuleados, de personas derrotadas, de familias rotas, de relaciones personales al borde de la quiebra o arruinadas, de hambre, de abusos, de dilemas sin solución, de coyunturas sin remedio, de esperas sin esperanza, de miseria, de llanto... ¿Podrá haber más, algo distinto?... ¿Seguirán los mismos "capitanes" al timón de todo esto?: si la respuesta es SÍ (no creo que haya otra), entonces acaso me haya quedado corto en el recuento...
Puede que me acabe sintiendo como Ana Frank (salvando las enormes distancias), atrapado en una especie de desván secreto (pero público), al que nadie o muy pocos se asomarán: por miedo, por pudor, por aprensión, por temor a ver a sus propios fantasmas, por vergüenza y hasta por preservar su salud mental... No faltarán los que sientan desprecio y se crean "mejores"; como "agredidos" por la insolencia del que muestra lo más degradante y decepcionante ante su pequeño y tranquilo "paraíso particular", sembrado de hermosas flores que huelen a éxito personal y profesional: una especie de visión inquietante y ofensiva; un edificio feo, que obstruye la hermosa vista de la calmada bahía de sus vidas.
Por mi parte, creo que le ha debido quedar claro que me propongo iniciar la crónica de un naufragio: mi feo e inoportuno edificio se vendrá abajo; y, convertido en un viejo cascarón, serán entonces, los felices dueños de algún paraíso con vistas, testigos en la distancia, posiblemente, de un remoto, callado, breve e insignificante hundimiento. Uno más (y no creo que agiten ni un solo dedo, ni que permitan que una sola fracción de su alma se conmueva).
Doy por fallecido a Sísifo, por tanto: no tiene sentido un personaje que ha sido aplastado -en una de sus muchas ascensiones- por la enorme piedra que empujaba. Ya no hay lucha (ni siquiera una tan absurda), pues se sabe que no hay esperanza; ni ningún logro posible al cabo de la reiterada pendiente.
Carlos A. Torres Velasco
P.D.: Sólo me queda rogar que algo Superior a nosotros (si es que existe), nos libre de mis visiones.
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