Restas y divisiones (a Don Mariano Rajoy)

Muy Señor mío:

¿Recuerda la "Internacional del Buen Rollo Universal"?... Parece que fue hace una eternidad, ¿a que sí?... España, Potencia Galáctica sin par, se empeñaba en la transformación del mundo mundial, repartiendo a diestro y siniestro pazzzz y solidaridazzzz... El resultado, previsible (al menos, para mí siempre lo fue), ha sido que aquí nos hemos quedado sin paz y sin solidaridad: me refiero a ese lujo insostenible del "Estado del bienestar". ¡Atroz!, ¿no es cierto?: ¡pretender que todo quisqui (el "soe" estaba empeñado en que REALMENTE fuera toquisqui, sin importar cuántos ni de dónde procedieran) disfrutase de un trabajo digno, bien pagado y de duración indefinida; de una vivienda decente (pero, eso sí: a precios de los Emiratos Árabes), atención médica garantizada, educación obligatoria y post-obligatoria gratuitas, serenidad y pensiones para la senectud, excelentes redes de comunicación! (bueno, eso depende de dónde viva uno)... además de unos cuantos "privilegios", ganados a pulso... A eso se sumaban los "imponderables" -tan sutiles, pero necesarios- de la felicidad y la esperanza.
    Le decía que siempre he estado convencido de que, de tanto repartir lo que nunca nos sobró (y que, además, comprábamos con dinero prestado), terminaríamos quedándonos sin nada: para nosotros y para nuestros propios hijos. NO ME EQUIVOCABA. 
    Ustedes tienen la "coartada" perfecta en todo este desbarajuste: la herencia. Pero se suelen olvidar de un "pequeño detalle": que ustedes son tan responsables del desastre como cualquiera. Sin tanto idealismo de pacotilla, buenista e ingenuo; sin tanta arrogancia progre (la suya es de otro tipo: más "tradicional", más de "familia bien", con más "clase"); sin el lastre social y las lacras que asoman detrás de todo "neo-riquismo" radical; con alguna baza a su favor, incluso, como son las que le proporciona a uno ser técnico del "Icai", o Doctorado por Deusto, o haber hecho algún máster que otro en Harvard, Cambridge o Chicago... Supongo que esas cosas no "molestan" (una digresión, si me lo permite: demoledora la elocuencia de esa lista de universidades, por desgracia). 
    ¡No importa, da lo mismo!: parecemos víctimas de alguna tara genética, maldición mora (o "romaní"), carencia endémica, fatalismo meridional o contubernio judeo-masónico... Se diría que no tenemos remedio, pero mi diagnóstico es menos supersticioso, pues es claro que cada cosa que nos ocurre nos la buscamos nosotros, casi adrede, en esfuerzo titánico y a pulso. Permítame la ya previsible arrogancia de no aplicarme el cuento reflexivamente (o el diagnóstico), ya que, a estas alturas de las hipótesis y de mi vida, estoy CONVENCIDO de ser, precisamente, víctima de esta lacra hispana: la derrota, la chapuza, la ostentación vana y la ruina; todas ellas, morales, "técnicas" y económicas. 
    ¿Se resumiría todo ello en una evidente falta de "proyecto común"? (ustedes, TODOS, lo hacen imposible, al estar VENDIDOS a "fuerzas fácticas" desleales; el resultado es de cajón, pues cuanto peor para España, mejor para ellos... o eso se creen ellos); ¿en una carencia de perseverancia histórica?; ¿de confianza en las posibilidades de este pueblo, siempre subestimado y desaprovechado?... 
    Por principio, desconfío de las metáforas fáciles; aunque hay una idea -simple, pero de una nitidez y perfección preclara- que sintetiza lo que nos pasa y lo que USTEDES NOS ESTÁN HACIENDO. Expresa, además, la dimensión histórica del fracaso al que nos están abocando HOY: LOS PUEBLOS VERDADERAMENTE GRANDES SE DEDICAN A SUMAR Y A MULTIPLICAR; LOS MINÚSCULOS, A RESTAR Y A DIVIDIR... Ése es su actual empeño: restar y dividir... ¡Aunque puede que algunas cuentas corrientes se multipliquen y que a ellas se sumen las de nuevos "afines" o "afectos"!... 
    Piense en ello, su Excelencia. Y vea qué o quiénes merecen ser sumados a esto; y hasta qué punto -atroz e irreversible- está consiguiendo, tan solo, dividirnos... Atentamente,

Carlos A. Torres Velasco (Profesor Interino Emérito)

P.D.: Un día éste MUY adecuado para mencionar ciertas cosas, ¡sí señor!...