Últimamente no me siento muy inspirado. Con todo, debo escribirle a usted, pues es un deber -que me he encomendado- tenerle al tanto de la VIDA REAL; así, con mayúscula... Procuro, estos días, centrarme en los trabajos y tareas que ha acarreado mi nuevo piso: bricolaje, muebles, detalles mil... Lo estoy haciendo a lo barato (¡qué remedio!: yo no soy registrador, se hará cargo), pero estoy logrando grandes cosas, de las que me siento muy orgulloso: con no demasiado dinero, pero con mucho esfuerzo, herramientas e ingenio.
Y, a propósito, le seré franco: este país necesitaría a MUCHA gente como yo... ¡Se lo digo sin arrogancia!; pero sin falsa modestia tampoco, es evidente... Procuraré explicarle (y, si es posible, demostrarle) por qué lo considero así. Y dado que usted estará muy ocupado con su "cutter" y con sus negociaciones con el FMI y con el European Central Bank (¿o se escribe en alemán?), no creo que pueda leerme con el detenimiento que mis reflexiones exigen y -también lo creo- se merecen. Por lo tanto, haré un compendio de lo esencial para usted.
Le adelanto que una de las tesis esenciales -en estos dos largos años de escritos y reivindicaciones- se basa, precisamente, en eso que le decía unas líneas más arriba: que este país, entrañable pero (en demasiados aspectos) lamentable y mezquino, ha desperdiciado, ninguneado, despreciado, apartado, degradado, decepcionado y masacrado -incluso- a decenas de miles o a centenares de miles de personas trabajadoras, decentes, auto-exigentes, con un acentuado espíritu cívico Y CRÍTICO (a ambos los considero "siameses", como quien dice: piense en ello), ilusionadas y sobradamente preparadas. Su enorme potencial ha sido, por lo general, vertido en un retrete, mientras unos y otros (ponga aquí casi todas las siglas, estamentos, empresas e instituciones que se le ocurran: su partido incluido) tiraban de la cadena. Por lo general, lo han hecho sin despeinarse y sin el más mínimo cargo de conciencia... En el mejor de los casos, puede que lo hicieran, al menos, convencidos de estar obrando "correctamente"... ¡PERO NO PODRÍAN HABER ESTADO MÁS EQUIVOCADOS!: se han cargado ustedes, como mínimo, un par de generaciones. ¿Nos vamos "situando"?...
Se creerán que ha merecido la pena, pero una de esas dos grandes sacrificadas es la que debería haber logrado ya para España, a estas alturas, al menos un par de Premios Nobel; de medicina o de física. ¿Sabe a qué me refiero?: a los "intangibles", a los valores añadidos, a lo más sólido, duradero y "sagrado"; a la Ciencia, el Arte, el Pensamiento, la tecnología, las grandes universidades...
Yo, en comparación, soy más bien poca cosa, pero hubiese formado parte de esa porción de la ciudadanía más leal, más decente y más digna... ¡si se me hubiese permitido!... ¡De acuerdo, Señor Presidente!: le concedo que a mí se me ha dado, al menos, una "oportunidad". Pero me temo que se me podría retirar -muy pronto y del todo- la "confianza"; pues acaso ya se me considere, a corto o medio plazo, "sacrificable", "sobrante", "despreciable", "innecesario"... Le repito: lo que parecería, tan solo, un drama personal y familiar demoledor, aterrador (¡uno más!), significaría, en realidad, la señal de claudicación DEFINITIVA de esta sociedad, inexorablemente hundida y fracasada... ¿Le parece que exagero?... ¡Ni lo más mínimo!
Ustedes creen (siempre lo han hecho, en realidad) que no nos necesitan; pero debo no sólo recordarle que, sin nosotros, ustedes no son nada, sino también que, si nosotros somos obligados a naufragar, entonces ustedes nos acompañarán, más tarde o más temprano, al fondo más tenebroso. ¿Se hacen una idea?.
Le decía que yo, llegado a estas coyunturas, me considero un "lujo" que esta sociedad no se merece (ya le daré más detalles, permanezca atento). Le pareceré presuntuoso, pero cada día estoy más convencido de ello: tras lustros o, incluso, décadas de inseguridad; de un tácito desprecio auto-infligido; de miedo y angustia; de pedir perdón y dar las gracias por todo; a estas alturas de la vida, cargado de ofensas, de agravios (comparativos y de todo tipo), de desprecios y de incomprensión, es el día en que me incorporo, con orgullo, y clamo y reclamo:
Somos miles o millones: si no cuentan con nosotros, nos tendrán enfrente. ¿Creen, de veras, que se lo van a poder permitir?; ¿que es lo que este país se merece y necesita?... ¿A QUIÉNES ha necesitado y necesita, REALMENTE, España?... Desde luego, los ideólogos y sociólogos de este país, tan EQUIVOCADO, han errado demasiado sobre en qué y en quiénes debían recaer las ABSOLUTAS PRIORIDADES... ¿¡Que los inmigrantes nos van a pagar las pensiones, nos han repetido hasta la saciedad!?... En mi caso, con poco éxito: yo ya doy POR HECHO que pasaré una ancianidad (si es que llego) terrible y miserable; que mis cotizaciones las estoy tirando, de hecho, a un saco sin fondo; que sólo están sirviendo para pagar las prestaciones o dádivas actuales (entre ellas, son demasiadas las dedicadas a algunos que no se las han ganado; o apenas); o para liquidar intereses; o -lo que es peor y más irritante- para mantener en pie, a toda costa, a entidades financieras y los privilegios de algunas "castas"... ¿Qué le parece eso? ¿Demasiado "derrotista"?...
Cambien de rumbo. ¡Ése sí que sería un CAMBIO HISTÓRICO!: el inicio de una nueva ruta que merecería, verdaderamente, la pena transitar... Y sepan prescindir de los VERDADEROS ENEMIGOS DE ESTE PROYECTO LLAMADO ESPAÑA (pese a quien pese): no la paguen con los más leales, con los mejores y más pacíficos... no con la gente que es como yo... ¿Se merecen ustedes a gente así?... Aun no: vayan pensando cómo ganársela, en lugar de cavar para ellos una enorme fosa común.
Además, esa gente podría, de repente, dejar a un lado su docilidad y su faceta más "amable". Y si eso ocurre algún día, a mí no me gustaría ponerme en su camino: ya sabe cómo nos las gastamos en España, cuando nos ponemos...
A su leal servicio (si me dejan),
Carlos Torres Velasco (Profesor Interino Emérito)
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