NOTA: Se debe tener en cuenta que ésta es la última entrada. Por lo tanto, si se desea conocer la verdadera secuencia de este BLOG, habrá que acudir, primero, a las entradas más antiguas -la primera es del día 1 de septiembre de 2010.
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Me atrevo desde aquí a proponer varias medidas posibles, factibles, razonables y justas. Y espero que nadie cometa el error y la simpleza de achacar al que las propone (al "mensajero") el pecado o el descaro de barrer para casa.
Les guste o no a muchos de los que me leen, me siento investido por la AUTORIDAD MORAL -más que suficiente- para AFIRMAR que mi situación es injusta, inmerecida, absurda, degradante e innecesaria. Creo que llevo meses DEMOSTRANDO por qué puedo ser tan taxativo; o, cuando menos, mostrando sobrados indicios de ello.
Sobre otros, en situación parecida, no me pronuncio, pues ni uno solo de ellos ha opinado al respecto; ni uno solo ha sido capaz de ponerse en contacto conmigo a través de ningún medio (y al alcance de varios de éstos ha estado la mayoría). Supongo que es la vieja filosofía -tan ibérica- de que "cada palo aguante su vela". En fin: que no se diga nunca que yo, al menos, no lo intenté.
Si aceptamos (y la mayoría de aquéllos con los que he hablado así lo han hecho: colegas de infantería, Presidentes de Tribunal, técnicos y responsables políticos incluídos) que este proceso de selección está sujeto a evidentes y numerosas arbitrariedades; que las personas que lo llevan a cabo pueden cometer errores y manejar, casi siempre, variables que se les escapan (por exceso de éstas o, incluso, por incompetencia); si admitimos que el tiempo dedicado a "detectar" a los profesionales más capacitados es insuficiente; que los métodos son apenas "posibilistas" y los criterios caprichosos (siempre desconocidos)... Si casi todos los afectados por este "mamotreto" demencial de vida y carrera profesional (condenados o afortunados) RECONOCEN que no es sino -y resumiendo, de un solo brochazo- una inmensa TIMBA, una lotería, un bingo en el que se juega con cosas MUY SERIAS... Si es así, ¿por qué a nadie le da la gana de modificarlo?.
¿Es que, acaso, un proceso cuasi-aleatorio es el único que ofrece a los mediocres -a los verdaderamente mediocres- la posibilidad de albergar alguna esperanza?... ¿Es el único en el que los "peones" se pueden ir colocando, sin que nadie se atreva a denunciar a las manos que los manejan? (tanto para hacerlos triunfar como para llevarlos al borde del abismo y... ¡empujarlos!).
Son cuestiones muy delicadas, lo sé. Pero aun no he recibido de nadie de "los de arriba" NI UNA SOLA RECUSACIÓN SERIA (al margen, claro, del acoso, público y notorio, del que un servidor fuera víctima por parte de varios miembros del Equipo Directivo de cierto Instituto de Santander, incluido su Director) que afecte al conjunto de mi labor docente, a mi capacidad, al dominio -o ausencia del mismo- de los contenidos que imparto, a mi trato con los alumnos o con sus padres... Más bien al contrario, he detectado en "los de arriba" un aprecio y un respeto considerable; una empatía cierta y un reconocimiento a la persona y al docente, asi como de los materiales presentados (en su forma y fondo, por mucho que todo sea susceptible de ser mejorado). Es más: yo diría que ha causado sorpresa o extrañeza la historia que he expuesto, en toda su crudeza, cada vez que se me ha dado la oportunidad de hacerlo... ¿Soy el único?: ¡desde luego que no! ¡Lo he dicho tantas veces ya!... Hablo por mí, ya que mis colegas no me dan otra opción: ellos sabrán.
Pero lo que ellos "saben" es que las mejores consejeras son la prudencia, la docilidad y la sumisión. Aderezadas éstas de silencio y anonimato, su premio no se ha de descartar; ni se hará esperar, supongo. Uno, que no desconoce todos estos "arcanos", ha optado, sin embargo, por... ¿ignorarlos?... Pero, como ya he dicho antes: ¿se me puede CASTIGAR aun más?...
Al grano...
Incluso más allá de lo propuesto hace ya muchos meses en este blog (con sugerencias bastante razonables y perfectamente LEGALES... Corrijo: CONSTITUCIONALES), propongo:
-1/ Téngase en cuenta la "carrera" del opositor. No es lógico que alguien con calificaciones más que satisfactorias deba empezar -cada vez, una y otra vez- de cero (Síndrome de Sísifo: que los psicólogos lo TIPIFIQUEN YA). La forma en que ésto se haga, los "algoritmos" que se apliquen, pueden estudiarse y consensuarse (hasta a mí, que no soy matemático, se me ocurre alguno bastante sensato). Sin embargo, lo más razonable de todo sería lo siguiente: eximir al opositor de presentarse a las fases que ya ha aprobado (si se quiere: que se le exija, incluso, aprobar cada una de ellas al menos dos veces); y dar opción al aspirante a presentarse, no obstante, a todas las que considere oportunas -siempre y cuando sirva este proceso para subir nota, pero no para menguarla.
-2/ Tómese MÁS EN SERIO la experiencia del docente. El peso de esta variable actualmente es insignificante. Y es que, una de dos: o se está tolerando la presencia indefinida de perfectos incompetentes en el sistema educativo, o no se tiene en cuenta (más probable) su verdadera valía y su aportación al conjunto del susodicho. Una vez más, creo que las fórmulas que se aplicaren no tendrían porque ser demasiado complejas.
No debo dejar este punto sin haber antes aludido la obsesión mostrada por la Consejería de Educación de Cantabria por dificultar, con todos los medios a su alcance (el principal y más significativo: la anulación del "informe" en las últimas oposiciones), el acceso REAL y CIERTO de los interinos más veteranos al ansiado "Walhalla". Se invoca, insistentemente, un supuesto "espíritu igualitario", como si los Altos Responsables estuviesen convencidos de que no es de recibo dulcificar el "infierno" a ciertos... ¿indeseables? ¿O es que ya se está pensando en dar prioridad a ciertos "candidatos", con nombres y apellidos?... Y ¡ojo!: no pongo aquí en duda la idoneidad de aquéllos que dan el gran salto desde puestos intermedios de las listas de interinos a la misma "gloria", no. Esto es más sutil y delicado: simplemente sugiero la más que probable tendencia por parte de la Administración, así como de los colegas que más influencia tienen en la misma (los intereses de éstos pueden ser de diversa índole, aunque no hay demasiadas cartas en esta baraja), a disponer todos los medios que tienen a su alcance para implementar una RELEGACIÓN DE FACTO de muchos de nosotros... NO ES UNA ACUSACIÓN: ES UNA TEORÍA. No obstante, se trata de una teoría verosímil, lamentablemente, habida cuenta de la dimensión uniprovincial de esta Comunidad Autónoma. Por supuesto, si hubiera alguna forma de demostrar lo que aquí planteo, quedaría explicada una gran cantidad de "fenómenos" semejantes o idénticos al mío.
-3/ Llévense a cabo dos procesos distintos, pero paralelos, de acceso a la función pública: uno para interinos de largo recorrido (¿un mínimo de cinco años continuados, por ejemplo?) y otro para el resto de aspirantes. Los criterios, procedimientos y naturaleza de los mismos deberían estipularse en base a la concesión de una ventaja razonable para los primeros. Verbigracia: ¿la "reserva" de una proporción determinada de plazas para los aspirantes interinos más veteranos? Una vez más, sugiero que las "fórmulas" podrían ser deliberadas y consensuadas con una relativa facilidad.
-4/ Limítese la carrera docente en interinidad a un número RAZONABLE de cursos (lo razonable es como un "ostinato" para mí, ¿no es cierto?: y es que, por desgracia, la razón en todo este asunto no abunda). ¿Qué quiero decir con esto?: ¿despido fulminante de los "incompetentes" e "incapaces" al cabo de unas cuantas oposiciones?... ¡Cuántos quisieran poder hacerlo! Lo cierto es que, tan pronto se decidan a "abrir" las listas (¿lo harán los siguientes en tomar las riendas de esto?: ¡no lo descarten!), ya habrán condenado a muchos de nosotros a la ruina profesional y personal. ¡Y a unas edades muy "peligrosas"!...
No: lo que sostengo (a modo de tesis) es que, si un opositor ha sido capaz de alcanzar, en su momento, un nivel suficiente -y hasta sobrado- como para situarse en un puesto que, al cabo de los años, le ha permitido sostener una carrera docente prolongada (y con el mérito añadido del consabido "via crucis" de oposiciones), no parece muy lógico que ningún Tribunal, colega ni instancia superior lo recuse o desautorice con la brutalidad (sin ir más lejos) con que a mí me han aplastado apenas hace unos meses. Simplemente, ESTO NO DEBERÍA SER POSIBLE. ¿INTOLERABLE?... Por supuesto, así lo creo: más allá de lo que me pueda afectar a MÍ; mucho más allá de lo básico, de lo más mezquino, visceral o meramente personal. REPITO: NO ES RAZONABLE.
Por lo tanto: debería ponerse un límite a este despropósito. La cifra puede discutirse: tres, cinco, siete, diez cursos... Si un profesor al cabo de ese periodo de ejercicio docente NO ESTÁ CUALIFICADO, FORMADO, PREPARADO, entonces hay algo que no ha estado funcionando de forma correcta (llamemos a esto "controles", Inspección o como se quiera).
Lo más lógico sería que se sometiese a los docentes en dicha situación "antinatura" a un proceso equiparable al actual curso de "prácticas", por el que pasan los más afortunados; o, si se prefiere, a un control de Inspección exhaustivo, a lo largo de un trimestre o de un curso; o, incluso, a algún tipo de pruebas psico-técnicas... ¡O todo ello!... ¡Pero, por el amor de Dios!: ¡hágase algo al respecto! ¡Yo os invoco, tótems inmovilistas!.
No me volváis a repetir, os lo ruego, los mismos argumentos de siempre: que si esto lo llevan a cabo humanos, susceptibles de errar; que si es un proceso imperfecto, pero "es el que hay" y a todos se aplica por igual; que si no debo desesperar y que ningún resultado, por muy delirante y devastador que sea, implica una desautorización y desprecio colegiado de mi capacidad y dignidad; que si hay muchos como yo o peor que un servidor (¿mal de muchos...?).
Podríamos seguir: conociendo como conozco -¡a estas alturas!- la sociedad en la que vivo, estoy convencido de que, si alguna vez existe la voluntad político-ejecutiva de modificar y solucionar ciertos problemas (y no sólo éste, claro: casi una "minucia"), ya será demasiado tarde para mí. Sin embargo, me queda la difusa esperanza de ver, algún día, cómo mi pequeño granito de arena, entre otros muchos, ha hecho posible una transformación positiva y -por supuesto- RAZONABLE de este GIGANTESCO DISPARATE.
Gracias a todos los que hayáis tenido la paciencia de leer este "mamotreto". Hasta la próxima.