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Me ha parecido detectar cierto disgusto: un soterrado reproche que no se expresa con absoluta franqueza. Se debe asumir que no sería coherente desentenderme del "lema" que abre este blog (vean arriba del todo); por lo tanto, nada que objetar. Si acaso... ¡Pero no, no creo que se trate de "desprecio"!. Aunque duele este silencio, pues, a pesar de todo, se parece mucho al desprecio: es como decirle a uno que replicarme no valdría la molestia, ni la saliva empleada... No me lo tomaré a mal: entiendo que es un asunto delicado y desagradable.
Me explico algo mejor; procuraré no extenderme... En primer lugar y sobre todo: que no se ofendan ni se den por aludidos los que no se merezcan mis "invectivas". Asumo que son muchos los que pueden estar tranquilos y satisfechos, así como presumir de ser unos honestos y excelentes profesionales. Yo soy compañero vuestro: os conozco a muchos de vosotros, y sé distinguir a los buenos y apreciar la probidad y la integridad ajenas.
En segundo lugar: no busco culpables. Quiero decir con esto que no creo que ciertas decisiones tomadas, digamos, algo a la ligera (y que tanto afectan a tantas personas), se deban, exclusivamente, a la mala fe de una mayoría. No la descarto, en algunos casos (quizá sean más de los que creemos); pero el PROBLEMA PRINCIPAL radica en el PROPIO SISTEMA: en la "perversidad" intrínseca del procedimiento, en sus carencias, en sus cabos sueltos, en su forma de desentenderse de ciertos "daños colaterales" y su absoluta falta de voluntad de pasar a contemplar algunas circunstancias o méritos profesionales (y personales, por qué no) de una forma diferente: más detallada, respetuosa, justa y razonable. En este sentido, IGNORAR la "carrera opositora" del aspirante (la devastadora e inhumana práctica del "borrón y cuenta nueva", por ejemplo), así como desestimar la "capacitación aptitudinal" a lo largo de años, lustros o décadas... ¡Reducir esto a unos "puntitos", que se agotan, aproximadamente, al cabo de diez años y en la práctica!... es brutal, es absurdo, es incluso inmoral, indecente; también improductivo e inútil.
Me gustaría que se pensase en estas cosas. La idea categórica e irrevocable de que "sólo los mejores" obtienen "lo que se merecen"... La idea implícita de que "todos los demás somos prescindibles" (¿de competencia limitada?), apenas provisionales, y gracias... Se debería reflexionar sobre esto, pues, después de años "dudando de mí mismo" (¿me mereceré yo todo este Calvario, al fin y al cabo?), ya he llegado al punto en el que me planto y digo, con dignidad y seguridad: ¡¡YA ESTÁ BIEN!!... Si a alguien le molesta, que analice por qué se siente ofendido. Yo sólo afirmo que no he sido correcta ni justamente valorado; y bastante tengo con soportar, aun y durante tan largos años, las consecuencias de ello, como para también verme objeto de otros vapuleos. Concédaseme, pues, la oportunidad de expresar mi argumentado y comprensible descontento. Por lo demás...
Lo sé: prometí publicar mi programación. Lo haré, porque me he comprometido a hacerlo; y por otros muchos motivos que ya he explicado o se sobreentienden. Pero no lo haré sin haber retirado antes de la misma algunas partes que me fueron cedidas por un compañero generoso y que -creo- siempre pensó que yo aprovecharía y dignificaría su aportación. Lamento haberlo defraudado... hasta hoy, siempre.
Por otra parte, advierto que algunos se podrían encontrar con líneas que les suenen familiares, ciertos "préstamos" (¡que tire la primera piedra el que esté libre de culpa!; yo, al menos, tengo otra Programación que está incluso registrada legalmente, con ISBN y todo), los cuales son lógica consecuencia de la pequeñez de esta Comunidad Autónoma. No obstante, dichos "préstamos" (creo que pude ser víctima de uno de ellos, después de todo: una larga historia; a lo mejor un día la cuento) son limitados, escasos y siempre re-elaborados de forma conveniente y concienzuda. En breve, pues... Permanezcan atentos a la pantalla.
Anuncio, asimismo, mi intención de completar el "polémico decálogo", hasta el punto de hacerlo, por fin y como mínimo, de guarismo redondo: falta, sin ir más lejos, un punto "donde se glosen las Célebres Unidades Didácticas: de su estructura, extensión, intención y fuste", o algo así. En fin: ya he dicho lo esencial sobre la "célebre encerrona". Enriqueceré la glosa con anécdotas, percepciones, desastres, incongruencias, dejaciones, errores, ruidos y otras concomitancias del aciago destino. Au revoir!
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