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Lo fundamental ya lo he dicho; puede que hasta varias veces y de distintas maneras. Sin embargo, creo que no se debiera dejar el "Decálogo" sin tocar este asunto. Veamos...
Todos sabemos que hay dos, tres -tal vez un máximo de cinco de ellas-, que son nuestras "niñas bonitas"; ésas con las cuales nos podemos sentir en nuestra salsa: satisfechos, cómodos y orgullosos. En mi descargo: JAMÁS HE TENIDO LA OPORTUNIDAD DE DEFENDER UNA DE ÉSTAS (ni parecidas). Podríamos concluir que la mejor estrategia -¿la única?- es completar un plantel magistral de "Unis": una "cuadra" repleta de caballos ganadores... Es más fácil decirlo que hacerlo, ya que, a lo largo de cualquier curso, en cualquier materia, siempre hay contenidos áridos, incómodos, rutinarios o, incluso, "de relleno": no puedes ignorarlos (están en el currículo; o, simplemente, deben figurar en vuestra Programación, por una simple cuestión de coherencia), pero tampoco es posible construir, con sus trazas, un hermoso y original "escenario de lucimiento".
¿Existen los "comodines", esos materiales o documentos que sirven para todo, en toda circunstancia, con cualquier contenido y asignatura?: supongo que hay algo que... ¿cómo lo llamaría?... Los ingleses le dicen "hook" (gancho), y se suele referir a ese estribillo pegadizo que uno no se puede quitar de la cabeza: se trataría de ir cambiándole la letra, nada más. Os aseguro que yo lo intenté; y, más que nunca, en el año 2010, de infausto recuerdo (¿mi nota?: 1´8). No os voy a dar muchos detalles, pues me reservo aun la posibilidad de hacer públicas (o no) mis UU.DD. Creo que es en ellas donde se ve reflejado lo mejor, lo más meritorio de mi experiencia y mi trabajo: eso no lo voy a "regalar" tan a la ligera; ni desinteresadamente.
Con todo, sí que os puedo decir que en las susodichas (así como en algunos de los apéndices) pueden encontrarse los "indicios" que, SI UNO LOS QUIERE VER, denotan las cualidades de las que no me voy a poner a presumir ahora. Francamente, creo que hay que ser muy cegato o tener muy mala idea para pasarlos -dichos indicios- por alto. Sin embargo, tal "fenómeno" de caso omiso a la evidencia -por lo que me han contado varios colegas- está lejos de ser infrecuente. Lo que os quiero decir es algo tan simple como que... el trabajo duro y meticuloso, la ilusión y el mérito no os garantizan NADA en este procedimiento de locos. Lo sé: suena descorazonador, y es muy difícil atenerse a alguna regla o lógica... ¡cuando parece que no existen! (en todo caso, no siempre se aplican).
Lo que sí reafirma todo esto es lo que ya he dicho y repetido tantas veces: se deben mascar, digerir, exponer en esquemas, resumir, recalcar las alusiones precisas de los datos más rutinarios y formales, subrayar las pautas ideológicas y terminológicas de rigor (y en vigor), abandonar todo rastro de "aportación personal proto-crítica", así como toda esperanza de ser valorado por cualidades complejas, de difícil o imposible expresión audio-visual inmediata... Revestir, en definitiva, lo de siempre -lo previsible, en función de lo "correcto" o lo "reglamentario"-, con apariencias nítidas, amables y brillantemente convencionales.
Mi experiencia (siete oposiciones y tres "encerronas") da para más: anécdotas, accidentes, sensaciones y decisiones erróneas... En este caso me refiero a las mías... Os ilustraré con todo ello; a su debido tiempo. Y es que "atesoro" demasiado bagaje, con tanta brega a mis espaldas: de un par de mis trazos más precisos, acaso podríais sacar conclusiones de más provecho que seis meses de preparación concienzuda. Espero que os sirvan para algo (¿más que a mí mismo?...).
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