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"Tribunal" (Dillinger, by John Milius -1973-) |
Donde se comentan e ilustran la psicología y tácticas del encierro, así como del duelo que en él tiene lugar: la comparecencia ante el "pelotón": Una fotografía proyectada ilustró la "ruptura del hielo". Quería ser un toque de humor. En ella se veía a un grupo de gansters armados (de la película "Dillinger", dirigida por John Milius, en 1973; con Harry Dean Stanton, Warren Oates, etc.). Nos apuntaban a todos. En realidad, más bien a ellos; pero ellos eran los que me estaban apuntando a mí, claro: ahí estaba la "gracia", el "metalenguaje" del asunto, casi como en un "juego de espejos"... Y en la portada de la Programación, James Stewart trataba de librarse de la muerte, apenas colgado de las puntas de sus dedos, en "Vértigo". Por supuesto, la carga de profundidad irónica no se ocultaba, pero se trataba de una Programación de IMAGEN (una asignatura ya amortizada -como un servidor- de 2º de Bachillerato), así que los guiños cinéfilos eran bastante pertinentes.
Ya veis: presumir en el Tribunal sutileza, inteligencia y sentido del humor (no pongo en duda que, en determinadas circunstancias, esas prendas les adornen a todos ellos) puede resultar "ofensivo"... Algunos de los otros sólidos "argumentos" giraron en torno a la contabilización de las horas totales del curso de 2º de Bachillerato (por alguna razón, que ahora achaco a la presión de la responsabilidad, o a algún extraño caso de diabólico despiste, sumé dos o tres semanas de más). ÉSTE es el "nivel" del debate: el único que han tenido a bien Sus Señorías entablar conmigo en tres "encerronas". Se conoce que no doy la talla, ¡qué se le va a hacer!.
Retomemos aquí el peliagudo concepto de "humildad"... Puede que esa "humildad", tan a menudo invocada y sugerida; ese valor seguro y supremo, en realidad se refiera a una prohibición y censura implícitas: no trates de saber más que ellos (ni siquiera trates de sugerir que existe esa posibilidad); no pretendas insinuar que podrías saber algo, simplemente, distinto (también pertinente, también coherente) de lo que ellos saben. No enfoques el asunto "a tu manera": de esa forma estás arriesgándote a dar la impresión que propones que sus presuntas "maneras" no son las correctas; ni originales, ni pertinentes. En realidad, dudo, incluso, que exista, en el esquema que Sus Señorías usan para "analizarnos", un par de casillas que valoren -¿del uno al cinco, tal vez?- los conceptos de originalidad y riesgo.
Todo este complejo y subjetivo "fangal" lo imagino zanjado, a la hora de la verdad, con un par de rápidos brochazos, basados en simpatías personales (aquí nos conocemos muchos de nosotros), impresiones instantáneas (¿flechazos?) e "intuiciones"... en medio de argumentos que -¡estos sí!- DECIDEN quién se merece, o no, ser recibido en el "Valhalla"... En este delicado y decisivo momento, cuando tú has dejado el aula de tortura cerrada a tus espaldas, ellos SABEN a quienes sí y a quienes no les están concediendo LA POSIBILIDAD REAL de "ser o no ser" (ese "yo sólo te pongo la nota; es la Consejería la que te suspende o te aprueba", no podría ser más impertinente, ya que quien os lo diga parece que os quiere tomar por tontos).
Por supuesto, esto es legal, es preciso (en el sentido de que de alguna manera ha de hacerse); no es necesariamente improcedente, ni es "perverso" por naturaleza. Lo que mis largos años de experiencia (frustrante e infructuosa) me han hecho concluir, sin embargo, es que las "variables" manejadas por muchos de los miembros de Tribunales son demasiado resbaladizas, mutables, subjetivas, superficiales, esquemáticas, tajantes, imprecisas, discutibles, precipitadas... a menudo triviales, frívolas e irrespetuosas con la experiencia, la dedicación y el trabajo de los aspirantes * (me refiero no sólo a lo que puedan ver "in situ", digamos, sino también a lo que ya conocen de muchos de nosotros, algunos de ellos).
Naturalmente, éste es un juego en el que unas veces se gana y, las más de ellas, se pierde. Creo que con esto ya está todo dicho: ¡aprended a jugar, pues!... Por lo que a mí respecta, siempre enemigo del juego (en todas sus acepciones ligadas al mero azar), posiblemente ya he sido desahuciado; descartado de forma definitiva: no sé jugar este juego, ni me da la gana aprender a hacerlo... Tan solo sé impartir (y compartir) mis conocimientos y mis asignaturas. Ved que, en este mundillo, eso se estima muy alejado de ser algo suficiente: ni al 2 llega; apenas dieciocho centésimas...
ANEXO: ¡Al fin!, ¡albricias!... He aquí mi legado a la Comunidad Educativa de España; aunque se la dedico, muy especialmente, a los colegas de EPV en Cantabria: a los presentes y a los futuros. Aprovechadla, despedazadla; buscad las extravagancias y los defectos (sin duda, debe de estar llena de ellos, consideradas mis limitaciones -las tengo, como todo el mundo- y, sobremanera, tenida en cuenta la calificación que merecimos esta Programación y yo mismo en su presentación, aquel infausto día de San Fermín... no la voy a volver a repetir); indagad entre sus posibles virtudes, incluso... Escudriñadla y coged lo que os plazca: contáis con mis bendiciones; pero también con mi más profunda desilusión, decepción y digna, reiterada DE-RRO-TA. Enhorabuena por tan alto logro: a quien haya disfrutado de algún beneficio o pueda sentir algún tipo de satisfacción por ello.
* Ofrezco mis disculpas a todos ésos que pudieran sentirse aludidos y molestos por considerar mis apreciaciones inexactas, injustas, desproporcionadas o incluso difamatorias.
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