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Una de mis compañeras, una de mis más recientes colegas, me lo ha confesado: no lee mi blog. Ella enseña Lengua Española... ¡No digo, con ello -ni insinúo, tampoco-, que haya de recurrir en sus clases a las líneas ya "clásicas" de alguno de los diversos géneros por mí inaugurados! (por ejemplo y entre otros, el "fracasismo"), pero la curiosidad es un sentimiento inquieto; también un "clásico humano"...
Ella es de las que obtuvo el "Gran Premio" a la primera. Supongo que sostendrá, convencida, que se mereció tal logro, considerados su sacrificio, su capacidad, su esfuerzo y su mérito. Imagino que nadie que haya alcanzado dicha "panacea", de carambola tan presta, argumente lo contrario... Pero tampoco me imagino a tantos, de entre la mayoría "prescindible", reconociendo que se nos descarta (o que, incluso, se nos aplasta) por justos deméritos, por incapacidad manifiesta, por nuestro racaneo en los esfuerzos y, en definitiva, por la absoluta insolvencia de nuestras ofrendas: en vida y casi en sangre...
Pero el caso es que mi compañera no ha leído nunca mi blog... Me ha confesado el motivo: es MUY DURO (supongo que le han dicho), un trago muy amargo, un "calvario"...
¿Un comentario?: deberíamos leer más...
Y ahora, con vuestro permiso, proseguiré con la única "lectura" de la que no me puedo librar: la de esta "ficción" forzosa que es mi vida... No me acaba de convencer (y es muy dura, a veces; amarga y decepcionante, con excesiva frecuencia), pero no tengo otra, ¿no es cierto?...
P.D.: Prometo una sorpresa el día de mi "aniversario" (Ya sabéis: San Fermín... ¡Riau, riau, riau!).
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