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(Que nadie se equivoque: esto no es sino otra forma de SILENCIO; tal vez la definitiva)
Todos causamos afrentas, pero somos mucho más sensibles a las que nos afectan y ofenden a nosotros. Claro que... ¡hasta en esto existen grados!... Algunos recelarán, y se sentirán afrentados, simplemente, por haberles estropeado la "fiesta" (suponiendo que me tengan en cuenta). Prefieren apuntar y sugerir que tengo un "problema"; con lo que vienen a decir que soy el único responsable de todo lo que me pasa... Su "hipótesis" sólo sirve para apaciguar su conciencia.
Todo esto es cierto -estoy convencido- y no sólo un "delirio paranoico". Lo malo es que DENOTARLO (os lo concedo) es INÚTIL: somos sólo piezas para un juego absurdo, en un tablero que se desmorona. No esperéis nunca, por tanto, más que lo recibido; sea lo que sea: excelente o infausto...
Mientras tanto, los más afortunados callan (o dan consejos), pues poco se puede decir sobre la "Buena Estrella", tan inconsistente, fútil y pasajera como la DESDICHA. Amén.
P.D.: En agosto cumpliré cuarenta y seis años. Cada día tengo más claro la clase de futuro profesional que me espera: me lo habéis "concedido" vosotros, hados de la Providencia, no lo neguéis... Aun os estoy esperando; que alguno se digne...
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