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Lo creo adivinar: me pongo en vuestra piel e intuyo algunas "discrepancias"; ciertas susceptibilidades... Y es que el Poder siempre se pone del lado de los poderosos: es lógico... Abandono las obviedades y me centro: hablo de la posibilidad de que todo lo escrito por mí hasta el momento (me acerco a "centenario" en est blog... ¡No está mal, para alguien de tan escasa capacidad, tan limitado!) sea una absurda farsa, un fraude... Una especie de gigantesco vómito biliar, verdoso y resentido... Un exceso de detritus ácido que contamina y pretende mancillar (¡por supuesto, sin conseguirlo!) el prestigio de todo un cuerpo de funcionarios... Supongamos que los que sostuviesen dicha hipótesis se basaran en algo tan simple y sólido como lo que a continuación expongo: que éste que se dirige a Vds. es un perfecto incompetente; y que las calificaciones obtenidas por un servidor en las últimas oposiciones son un palmario y fiel reflejo de sus capacidades y (precario) esfuerzo. Después de todo, cinco prestigiosos, competentes y muy válidos profesionales de la enseñanza, no pueden estar tan unánimemente "desviados"; no tan equivocados... Como razonamiento es aplastante.
¡¿Y cómo me defiendo yo?!... Lo tengo difícil... Veamos... ¡La verdad es que llevo meses aportando ideas, argumentos y hasta pruebas que respaldan -pienso yo- la magnitud insoportable de este despropósito!... ¿Qué más puedo añadir?... (Algunos más maliciosos -¡incluso!- que los que ya han dado por cierto y "probado" lo que se dice en el párrafo anterior, señalan, acerados: "¿Qué importancia puede tener ya NADA de lo que tú digas? ¡Estás acabado!"; y no les faltaría razón). Díficil, en efecto... ¡Sin embargo!... Antes comencé por ponerme en la piel de muchos de Vds. Les pido ahora que sean Vds. quienes se pongan en la mía (No gusta, por lo general, ponerse en lugar de ningún fracasado: hagan ese esfuerzo sólo durante un instante... Gracias).
Reconozcan que no es lógico (y la RAZÓN debería estar SIEMPRE detrás de todo lo que atañe al ejercicio docente y a cualquier función pública) que un profesional, con casi una década de experiencia, en una prueba rutinaria, que "presuntamente" valora sus capacidades (puestas a prueba, bajo "fuego real", a lo largo de más de ochenta meses, frente a cientos de alumnos), baje del cinco... sobre diez... ¡Como mínimo!.
Creo que ya he dicho antes que debería estar PROHIBIDA esa posibilidad: por ley. Y es que, acaso, ¿no se pone en entredicho el veredicto y la propia capacidad de los que juzgaron anteriormente al opositor, si éste ya obtuvo, en procesos selectivos previos, notas lo suficientemente altas como para colocarse en un puesto digno de una lista de interinos?... Les recuerdo que yo estuve una vez, al menos, entre los doce mejores de Cantabria.
De repente, con más años de experiencia, con capacidades más desarrolladas y mejor control de un aula, así como de todo lo que mi actividad implica, ¿me he convertido en un perfecto CRETINO?; ¿en un paradigma de incompetencia?... Sin lógica no hay justicia, se diga lo que se diga; y, como ya he apuntado en un párrafo anterior: en nuestro ámbito, el uso cabal de la lógica ES PRECEPTIVO (o debería serlo). Lamentablemente, no es esto lo que ocurre; no se aplica... Se ejerce, de hecho, otro tipo de lógica (¿absurda?), que da cancha, claro, a otros elementos: a "variables" incontroladas; a aspirantes que, en otras circunstancias, carecerían de toda opción...
¡Tiene gracia! Eso es lo que he escuchado (y pensado) toda mi vida: que los interinos lo tenían "chupado", que todo lo tienen a su favor... ¡Lógico!... Qué ironía, ¿no es cierto?... Pero si hay algo que me OFENDE y me AGRAVIA a mí, POR ENCIMA DE TODO, es la exposición PÚBLICA Y NOTORIA de mi PROBADA INCOMPETENCIA, de mi PROBADA INDOLENCIA; como si no me hubiese esforzado lo más mínimo... como si me hubiera acomodado a un modo de vida INDOLENTE e INCOMPETENTE...
No hay NADA ni NADIE que vaya a compensarme NUNCA por la clase de razonamiento absurdo que se ha aplicado en el "cálculo" de mi valía. Y esa indefensión, esa impunidad tampoco es lógica...
A ver quién tiene el coraje y la decencia de ponerle el cascabel a este gato (NOTA: Es éste el perfecto ejemplo de pregunta retórica).
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