E-mail: balzuel@gmail.com
Recuerdo bastante mal ya casi todo; pero no olvido la sensación de ser niño: de ser yo, niño... Y como, poco a poco, me fui haciendo más consciente de todo: forzado por algo más que la plácida sensación de un tiempo infinito y de las bellas certezas bien atadas... En un entorno que pronto se volvió movedizo, ruinoso, descoyuntado y nada placentero, se me obligó a mirar a las evidencias terribles de la vida desde muy pronto; cara a cara. Les aseguro que todo este proceso -que debió durar, al menos, diez años: las secuelas mucho más, por supuesto- resulta, a la larga, devastadoramente educativo... Y uso el concepto "devastación" a pesar de que aquí voy a hablar de lo contrario: de superación, de fe y de esperanza. Pero es que las cicatrices de la devastación están ahí; y es un hecho que he tenido que soportar que se me echara en cara (al menos, parcialmente; incluso con buena intención) su mera presencia. No le quiero devolver a nadie el "cumplido": es sólo que creo necesario recordar que uno no es del todo responsable de las heridas que desde afuera se le infligen...
Lo sé: todos hemos sufrido. No les voy a abrumar con mis desgracias, ni con la historia de una familia desdichada. Como tantas, imagino... ¿Lecciones?: no me gusta darlas; y eso que me dedico profesionalmente -en parte- a ello. Sea como sea, yo podría haber terminado siendo un despojo, una ruina, un fracaso humano irrecuperable... En aquel tiempo no era difícil decantarse por el rock´n´roll, el alcohol y las drogas, ¿lo recordáis?: a mí siempre me han gustado los dos primeros... Con el tiempo llegaron (incluso con más fuerza) otras músicas... y el buen vino; pero a las drogas me resistí siempre. No me quiero desviar demasiado... ¡A lo que iba!: ¿qué es lo que me hizo "resistir"?... Insisto en mi reluctancia a dar lecciones; y no creo que mi historia sea "modélica" en casi nada, pero no se debe despreciar la experiencia de nadie, si se nos ofrece; ¿no es verdad?...
A mi madre la sacaron del colegio a los ocho años: tenía que cuidar de la casa y de sus hermanos pequeños. Nunca obtuvo el Graduado Escolar. Mi padre era hijo de un profesor de Maestría (más tarde mi abuelo terminaría siendo Director de la Escuela de Peritos de Santander), pero nunca aprovechó todas las oportunidades que él hubiese tenido, sin duda, de haberse atrevido a afrontar el sacrificio que el estudio implica. Le disculpan la posguerra, el hambre y una salud precaria (de hecho, pudo haber muerto a los catorce años de tuberculosis). Que se diga que yo me crié en un "entorno ideal y privilegiado" es exagerar un poco. Pero no se puede negar algo: que mis padres y mis abuelos me supieron inculcar (como a la mayoría de los niños de mi generación) un espíritu de superación que ya no se estila. Que no funcionase tan bien en mis hermanas como en mí mismo, tal vez puede decir algo acerca de ciertos rasgos específicos de mi carácter: y esos rasgos, a la larga, puede que me salvasen de naufragios irreversibles; aunque no voy a negar la incidencia de otros factores externos, como la propia suerte. Y es que todo aquél que sea capaz de comunicarse así, como yo lo hago ahora, en este medio -¡estoy vivo, por el amor de Dios!-, es ya un AFORTUNADO...
En fin... Lo que les quiero decir es que a mí nunca se me hubiera ocurrido preguntarle a mis doce años a un profesor "para qué sirve aprender a trazar un hexágono". A mí me lo preguntó una alumna de esa edad el otro día... Yo le hablé, por cierto, de la Grecia de hace 2500 años, de los homínidos desnudos, vagando por un mundo sin fuego y de todo lo que hemos recorrido hasta hoy para que ella se pueda permitir el lujo de plantearse esas cuestiones; y hasta de ignorar que en esas "cosas tan inútiles" se basan los muebles en que ella se acomoda, el edificio que acoge el Instituto y su propia casa; el diseño, la física y la mecánica del coche que la conducirá a la misma; y las ropas que viste, y la geometría que construye las formas que aparecen en la pantalla de su "Play Station", o las de "Buzz Lightyear", cuando va al cine... (Aclaración: La alumna en cuestión pertenece a un grupo "elitista" -bilingüe-, y no se limita a poner en duda la utilidad de la geometría elemental -aun aceptando la validez de los argumentos de su profesor-, sino que, en franca postura desafiante, se NIEGA a hacer el más mínimo esfuerzo... ¡Imaginen el resultado de una actitud así hace treinta y cinco años!).
¿Saben, en definitiva, lo que creo?: a estos niños "consentidos" les falta la FE; creer que lo que los mayores saben y les transmiten es VÁLIDO, ES ÚTIL, ES NECESARIO... ¡La duda es tan válida, tan útil, tan necesaria, por supuesto!; y la "deconstrucción" de todos los axiomas: el progreso de la Humanidad se basa en ese proceso. Pero no olvidemos un detalle importante: no es posible "deconstruir" si antes no hemos sido capaces de construir algo; al menos en nuestra mente.
Ausencia de FE y abuso del PATERNALISMO: decir que "los profesores tal vez deberíamos experimentar eso de llegar a casa desde el Instituto y ponernos a trabajar (hacer "deberes") durante dos horas para saber lo difícil que es la vida de nuestros hijos y alumnos"... Es más: decírle esto a un profesor interino, ¡que se ha presentado a siete oposiciones!... No sé si merece la pena hacer algún comentario al respecto. Sólo aludiré un hecho anecdótico: a lo largo de mis casi diez años de docencia apenas he tenido unas pocas noches para, simplemente, ver la tele o una película... Y es raro el fin de semana que me pueda permitir el lujo de NO HACER NADA DE NADA. Por lo tanto: ¡¿DE QUÉ DIABLOS ESTAMOS HABLANDO?!.
Dejaría pendiente algo importante si no aclaro a qué viene lo de mi "background": a cuento, pues, de que considero un deber de las sociedades avanzadas (¿la nuestra lo es?) enseñar a las clases desfavorecidas el valor del esfuerzo, del estudio, de la perseverancia; y que es su deber, asimismo, subrayar que una sociedad no da -no necesariamente- si a ésta no se le ofrece algo a cambio.
Eludir la responsabilidad de forma sistemática; ofrecer constantes "coartadas" a los humildes (de forma hipócrita, y como para lavar a las "clases privilegiadas" su conciencia), en lugar de una formación sólida y, SOBRE TODO, la oportunidad de ganarse la vida con ella... ¡ÉSE es el verdadero problema!... No olvidemos, por otra parte, que España se ha convertido en la segunda potencia mundial en importación masiva de "clases humildes sin futuro"... Achacar ciertos fracasos gigantescos (son aun peores los que se avecinan) a la escuela, a la Educación Secundaria y a sus profesionales, me parece estúpido, inútil e irresponsable. Lo pagaremos (ya lo estamos haciendo) MUY CARO. Aun digo más: que frente a miles de personas con trayectorias parecidas a la mía, ciertas "hipótesis" y afirmaciones resultan INDECENTES.
(Sin FE no hay FUTURO; pero sin FUTURO la FE se desvanece)
No hay comentarios:
Publicar un comentario