Teoría de la VISIBILIDAD

Lo que no es visible no existe: simple. ¿Somos visibles?: ¡NO!. De alguna forma, han conseguido hacer de nosotros una colección desolada -y aislada- de INDIVIDUOS heridos, humillados, disgregados (disgregados hasta por dentro)... A pesar de nuestra indudable "fortuna" (¿nos podemos quejar?: ¡por supuesto que sí!; aunque no nos falte el trabajo... ¡Que no os anulen sólo por tener lo que tanto sacrificio os ha costado; por contar con eso a lo que cualquiera debería tener derecho!), nos avergüenza y tortura nuestro estado; lo que hemos ido dejando atrás y la forma en que nos ha ido marcando y condicionando. El mecanismo por el que se nos mantienen así es el "del palo y la zanahoria", ¿no es cierto?. Y ya sabemos qué es la "zanahoria"... 
    Es indudable que algunos la alcanzan (y, a veces, en medio de una carrera que se desarrolla a codazos). El problema aquí es entender por qué un número cada vez mayor de PP.II.VV. (Profesores Interinos Veteranos), QUE NO HAN TIRADO NUNCA LA TOALLA, se quedan no ya a las "puertas" de... la zanahoria, no; mas bien, ¡cada día más lejos!. 
    No pocos de entre nosotros, de manera legítima, ha optado ya por "pasar página": por mantenerse en este estado de resignado "privilegio". Años, décadas... Comprensible; y tentador. Yo mismo me lo planteo, seriamente... Pero la clave de este asunto es si siente uno -real y honestamente: en lo más íntimo y profundo de su alma- que SE MERECE que se le niegue, de manera tan reiterada, lo que otros logran (a veces con una facilidad insultante; en todo caso y casi siempre, incomprensible facilidad... ¡Un misterio!... ¿Un misterio?).  
    Por lo tanto: ¿De qué se tiene que avergonzar tanto profesional honesto y experimentado, apreciado a menudo por compañeros y alumnos?... ¿Del fracaso recurrente? ¿Hasta qué punto merecido? ¿Y en qué consiste éste, en realidad; cuál es la fuente y la "naturaleza" de dicho fracaso?... Nos tenemos que sacudir de encima -¡y de una vez!- este "Estado de Shock Transitorio-Permanente", que nos aletarga y nos hunde en un fangal, más espiritual que profesional... Pero han tenido que transcurrir casi doce años de mi vida -estudiando, sacrificando, postergando, renunciando: llorando- para entender, por fin, que esto no lo podemos superar cada uno por nuestro lado (así es como "ellos" nos prefieren: contrincantes insolidarios).
    Es mi intención espolear a todos los que se encuentren en una situación parecida o idéntica a la mía: un ideario, un "decálogo", estará listo en breve. Mi concepto va más allá (DEBE HACERLO) del "patetismo", del "pataleo", del "drama" y, por supuesto, del individualismo: se trataría de un verdadero "grupo de presión"; de un "lobby" con vocación regional y hasta nacional, que debe constituirse formal y legalmente: sin complejos, con unos estatutos y con las ideas MUY CLARAS. 
    Nuestro trabajo, nuestro honor y competencia, nuestras familias, nuestra paz interior y nuestro futuro están en juego. No podemos esperar a que vengan otros a movilizarnos (¿¡qué "otros"!?... Ya sabéis hasta donde están dispuestas a llegar ciertas "organizaciones"); no podemos quedarnos de brazos cruzados, resignados, sin hacer el esfuerzo de plantear propuestas, concretas y razonables, ante quienes no parece que conozcan en absoluto la clase de DRAMA -esta vez sí lo subrayo- que lastra a cientos de docentes y hasta al propio gremio de la docencia, en la práctica y en su conjunto.

¡¡DESPERTAD, "PIVs"!! (a no ser que prefiráis que nos llamen "PIGs": Profesores Interinos con Galbana; o al Garete).


SÍSIFO AVEJENTADO