Descuidad: la oscuridad no es tanta. Pero, de cuando en cuando, hay que airear -también, por qué no- las miserias. Aunque sólo sea para que a algunos se les caiga la carita de vergüenza. No pretendo resultarle "cómodo" a nadie, no sé si me explico... Los epitafios son, tan sólo y de momento, una suerte de "metáfora": ahora toca vivir, no pasar desapercibidos...
Tenía hoy bastantes ganas de "largar": una serie de ideas acerca de... ¿la tortura?... No estoy muy seguro: la memoria, a mi edad, ya me falla. No, no estoy siendo del todo irónico... Me temo que llevo años cargándola con cosas inútiles, reiterativas, en un constante proceso de degradación. A ver si me concentro y me inspiro. ¿Qué tal el curso?, cambiando de tema... De momento, otro poco de oscuridad:
"¿Podemos... debemos ser irreverentes ante los "dioses"? ¿Aceptaremos las reglas de un juego que es sólo el divertimento de un destino frívolo y despiadado?... "¡Puede que no se merezcan más que tú esa dádiva, esa dignidad, pero su mano, un día, estará llamada a señalar con su pulgar la arena o tu fortuna!"... Sin duda, esos privilegiados disfrutarán de su privilegio, mientras tú repasas, hasta la nausea, el "temario", ya raído, deshilachado; hasta la nausea, el vómito... Su elevación sobre ti les procurará una vista excelente de tu calva, de tus hombros hundidos; podrán, incluso, radiografiar tus dolores de espalda, tus carencias, tu inseguridad, tu vista cansada... Disfrutarán de un relajado panorama, sobre un hastío tan llano y tan seco como un milenario desierto salado. Y, en el aire, sus cuerpos aprenderán a volar, a desembarazarse de los lastres, con una gracia -tal vez ridícula, tal vez fingida, pero igualmente gozada- que les infundirá el sentido de la justicia, del discernimiento: un día tú podrás ser su víctima, llamados los pulgares a señalar la arena o tu fortuna... Y no es de extrañar tanto poder, cuando tus hombros son tan visibles, arrastrados sobre la sal de un desierto milenario, en el que sólo prospera el hastío y la muerte cierta... ¡Oh, ángeles propiciatorios!".
C. A. T. V.
Supongo que sabéis a qué y quiénes se refiere mi colaborador, el poeta. Se lo dedico a los "fracasados rebeldes".
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