Profesional, educador, padre, ciudadano con un punto de vista "político" claro; persona, ante todo y en suma... Todo lo pongo en evidencia, aunque sin vocación de mártir: tan solo me niego a ocultarme, a cargar con toda la responsabilidad de lo que me pasa... ¡de lo que NOS pasa! Porque en esta sociedad tenemos más de un "armario" que airear. Un saludo a todo el que se atreva.
No quisiera terminar esta introducción y bienvenida sin mencionar que las fotos -la mayoría de ellas- y demás material gráfico que se ve en este blog es obra del que se dirige a Vds. Espero que les guste.
Hi! This is Carlos A. Torres Velasco. I am a Spaniard teacher of Art in a Secondary School of Santander (Cantabria... No, not a bank!), and so I have been since 2001. The problem about addressing Anglo-Saxon people (or rather: almost any other people from wherever in the whole world) is that... you won´t understand a single word of all this! And I am sure the point of such a case will be difficult for you all to grasp: something about striving for a decent and professional way of living; something that has to do with wasting almost your entire professional life in a sort of "limbo"; with dignity and apparently aimless purposes too...
I spent quite a long period in Northern Ireland, and that is why I know the sort of "logic" that pushes forward your societies and the individuals within. Where this sort of "logic" is concerned, Spanish society is a far removed (very "stiff") kind of structure. Actually, this could be said about any aspect you might single out: politics, economy, industry, universities, investigation, trade... And such a "huge mistake", as it were, pervades ALL in this country; obviously, education, as a whole, is affected too. Our personal lives as well: very deeply.
If you don´t have the "guts" to dive so profoundly, then just "enjoy" my few photographs here and there. I hope you will not be discouraged... Thanks a lot!
viernes, 10 de febrero de 2012
EXCELENTE (I)
E-mail: balzuel@gmail.com
Si aún queda alguien que me siga a lo largo de esta triste y gravosa exposición de la decadencia a través del relato vivo del fracaso (que es el más común de los modos de vida, no obstante), puede que se pregunten mis lectores si lo que está pasando en torno a las polémicas y "presuntas" oposiciones venideras me afecta; si tengo alguna opinión al respecto... o si albergo alguna clase de "sentimiento". Asumo que la mayoría de este "selecto grupo" (los que de verdad me conocéis) sabe si esto me afecta o no; y además sabe de qué manera lo está haciendo. Me gustaría ser aun más claro y elocuente, no obstante... Podría resumirlo todo con un sencillo "me trae sin cuidado", que es, en definitiva, la frase que mejor expresa algo muy descorazonador, aunque comprensible. Por descontado, mi "indiferencia" es relativa... Después de todo, debo unos 180.000€ a un banco y tengo una hija de 14 años, por quien lo daría todo (lo normal).
Pero no pretendo ahora divagar sobre lo obvio: más bien, quisiera reflexionar acerca de los manejos, ideas, elucubraciones, "asechanzas", pergeños, cálculos y demás genialidades que abogados del estado, burócratas, sindicalistas, "técnicos", pedagogos, colegas expertos y colegas aventajados (míos, nuestros), así como políticos profesionales de todo pelo, conciben, por el bien de los "aspirantes" y del propio Sistema Educativo en su conjunto, ¡alabados sean el Señor, el Derecho Romano y el Código Napoleónico!.
Es la "excelencia", al parecer, su aspiración última, el nuevo lema; lo que es muy loable y deseable (la verdad es que me siento inclinado a exclamar: ¡A BUENAS HORAS!). Me detengo, pues, en lo que el Sr. Wert ha decidido y expresado en las últimas jornadas: algo así como que el temario "finiquitado" por el anterior ejecutivo es más útil y atinado que el más reciente, ahora "rescindido"; que los mejores profesionales se seleccionarán con más acierto mediante el uso de la herramienta antigua. Yo no voy a entrar en valoraciones; entre otras cosas porque no he llegado a leer, siquiera, el listado de los nuevos temas de mi asignatura (Dibujo, por supuesto). Otrosí...
Llama la atención, en primer lugar, la importancia adjudicada a un elemento que, a la postre, apenas funciona como "filtro selectivo" (lo sabemos bien opositores como yo: con una nota media superior a 7 en cuatro oposiciones, me considero un "experto" en subestimaciones), ya que los contenidos manejados "de facto" en las aulas, podrían no llegar a la milésima parte de los que se desgranan a lo largo de unos setenta interminables temas. En todo caso, recalco otra vez lo que a mí me afecta (y me degrada): que, si de verdad es tan importante el temario, ¿a qué viene que alguien con cuatro exámenes escritos aprobados continúe en el "limbo", sine die?... ¿Tomará el nuevo Gobierno alguna medida; considerará, siquiera, la posibilidad de enfrentarse a ésta u otras "paradojas"?... Aprovecho esta línea de razonamiento para recordar algo "anecdótico", que en su momento he mencionado: el hecho de haber sido un servidor susceptible de recibir el "plácet" (más bien lo contrario) de colegas con peores calificaciones que las mías (y hasta ahí puedo leer). ¿Es esto posible?: es perfectamente posible... pues el sistema lo hace posible.
Por supuesto, podemos invocar la naturaleza relativa y competitiva de los procesos selectivos. Lamentablemente, lo que me ocupa (y preocupa) no es el tino o precisión de unas cifras que, por décimas o centésimas, podrían haberme resultado desfavorables; no es el caso. El gran problema es la oscura arbitrariedad que consagra la posibilidad de que, profesionales con lustros o décadas de experiencia, sean calificados, EN LAS FASES REALMENTE DECISIVAS DE LAS OPOSICIONES (que nada tienen que ver con el temario famoso), con notas que son manifiestos insultos a su dignidad personal y profesional, y causantes de oprobio público. ÉSTE es el verdadero meollo del asunto, la llaga en la que nadie parece querer meter su dedo (yo sí, por supuesto).
Retomo, pues, las frases y argumentos que más me han llamado la atención del ministro Wert. Afirma éste, por ejemplo, que es su intención recuperar un conjunto de temarios que considera más acordes con la legítima aspiración del Sistema Educativo a la excelencia, como decía. Y añade que ésta es tan sólo una de las muchas medidas que se estudian para modificar y optimizar el acceso de los mejores a este ámbito de la función pública.
La primera pregunta obvia que me surge es: ¿quiénes son los mejores?... ¿Qué características deben satisfacer? ¿Qué deben saber? ¿Qué aspecto han de tener? ¿Cuál es su edad, su formación, su experiencia?; ¿cuáles sus valores o su ideología, incluso?... ¿Qué se sopesará, REALMENTE, para determinar su aptitud o su ineptitud?... Recuerdo aquí que ciertas "agraciadas" en el último "sorteo" fueron descritas por un veterano colega mío como unas verdaderas "currantas". ¡Y claro que me pregunto qué características -las cuales, evidentemente, a mí no me adornan- son ésas que consagran la presunta excelencia, capaz de "seducir" a un Tribunal Soberano! (que no es sino una forma de decir que sus miembros pueden hacer lo que les dé la santa gana, sin rendir cuentas ni ante Dios ni ante el Rey... no digamos ante el "insecto" que aplastan).
Por consiguiente, se pueden plantear preguntas aun más decisivas: ¿quiénes escogen a ésos "optimos aspirantes" y mediante qué mecanismos los "acogen en su bendito seno"?... Porque -e insisto en ello- si los jueces fueron, acaso seleccionados -en su momento- de modo "defectuoso" (se podría leer entre las líneas de las declaraciones del ministro esta insinuación), sus propias decisiones y "soberanía" parten viciadas; por necesidad.
Recuerdo ahora un planteamiento mío que, en torno al capitalismo, le exponía recientemente a un colega y, sin embargo, amigo: le decía que dicho sistema (vicioso y viciado, también por necesidad y por definición; hegemónico, por lo demás) es un juego del que uno se lucra o no, si sabe -o no- jugar sus cartas. Es, desde luego, un deporte de fondo y que se ha de jugar en equipo... Me pregunto si este afán competitivo "largoplazista" impregna, al cabo, todo empeño civilizador humano; si no soy un poco ingenuo al pretender "ignorarlo"; si no estoy aplicando una "estrategia" errónea en un tablero inmenso, sobre el que yo no soy más que un peón insignificante (este blog podría ser la prueba definitiva de dicha hipótesis).
Entonces podría colegirse que un servidor es un idealista: convencido de que la Humanidad se esfuerza en la superación de mecanismos simplistas, mezquinos y oscuros; de que en esta sociedad nuestra se procura apoyar al colectivo a través del incentivo sensato del individuo; y que se apoya al individuo esforzado y digno, para que su aportación enriquezca al colectivo. No parece, sin embargo, que valores tan "anticuados" se consagren hoy. Al contrario, se cuelan por todas las rendijas la demagogia, lo políticamente correcto, las "simpatías", las "afinidades", las impresiones superficiales, los "favores" y los... intereses creados, por supuesto. O puede que sólo sea la comodidad de no tener que "rascar" mucho, ¡en pleno julio!, periodo vacacional echado a perder: de no discernir demasiado, que ésa sí que es una labor difícil (aunque mucho más decente y fructífera, a la larga).
Lo dejamos, pues, en que yo no he sido "premiado" (ni lo seré) por no haber sido capaz de detectar los "resortes" adecuados; por no haber sabido vender el "producto". Creo que la mayoría convendría, honestamente, que no es por incapacidad manifiesta; ni por falta de recursos, formación o preparación. Claro que... si, a partir de ahora se va a premiar todo eso... ¿aun he de albergar alguna esperanza?... A modo de respuesta a la anterior pregunta (retórica) afirmo: todo el que sabe cómo funciona este tinglado, si suma estos trece años casi baldíos, mis siete oposiciones a las espaldas y mi edad (46 años), entonces deberá reconocer que es atinada la afirmación que le hacía días atrás a un compañero, quien lleva en situación semejante a la mía aun más años que este modesto narrador: que a ambos nos han destrozado la carrera profesional; que hay ciertos daños en nosotros -y en nuestras propias cualidades docentes- que son YA DE NATURALEZA IRREVERSIBLE; y que NADA ni NADIE nos va a compensar NUNCA por el tiempo, la salud y las ilusiones perdidas. Jamás...
Al menos nos puede quedar el consuelo de saber que el nuevo Gobierno (antes de que llegue otro distinto y afirme "mejorar" y enmendar, a su manera, lo que haga éste) se empeñará en asegurarse de que, a partir de ahora, sólo los "mejores" tendrán acceso a la función pública docente. ¿Amarga victoria?...
No hay comentarios:
Publicar un comentario