Ensayo sobre el Escepticismo (palabra de origen griego)

NOTA: Se debe tener en cuenta que ésta es la última entrada. Por lo tanto, si se desea conocer la verdadera secuencia de este BLOG, habrá que acudir, primero, a las entradas más antiguas -la primera es del día 1 de septiembre de 2010. 
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El escepticismo es una religión. Es una forma de fe: fe en la falibilidad de las certezas y hasta de toda esperanza. El escepticismo es una forma informal y obstinada (o irracional) de duda sistemática. El escepticismo siempre termina por acaparar la RAZÓN, que se le concede (también en minúsculas) con el transcurso del tiempo. El tiempo es la forma más demoledora y convincente de probar la sensatez y coherencia del escepticismo.
    Dicen del escepticismo (y del agnosticismo) que paraliza el progreso y la prosperidad moral -y hasta la material- de los hombres. Los que dicen esto no se plantean, tal vez, el valor del escepticismo como contrapeso a la ceguera del iluso (o del "ilusionismo"); descartados los milagros, claro está...
    En todo caso: no creo que nadie aun haya aclarado si el escepticismo se entiende y justifica (por nacer de ello) a resultas de la habitual decepción de las expectativas... ¿Fatalismo?, ¿derrotismo?: se diría que nos hacen pesar más; no parece fácil rebatir esto. Pero lo que me pregunto aquí (con todo el escepticismo del que soy capaz) es en qué punto o momento de este ciclo se detecta la responsabilidad de que el vicio circular se perpetúe. O dicho de otro modo: ¿quién sería el verdadero responsable de parar este proceso destructivo y estéril? (o de permitir su continuidad); ¿el escéptico, o el que le fuerza, con sus actos, a desconfiar por sistema?...
    Me temo que los únicos pueblos que superan esta dicotomía, lucha o conflicto (para bien... ¿acaso no es esta afirmación una sutil y sublime forma de confianza en el Hombre, en el propio OPTIMISMO?; ¿tal vez la única posible?) son los que se plantean con claridad y perseverancia que sus empeños, sus afanes, de generación en generación, consisten en enfrentarse a Dios y la Naturaleza; nada menos... Y no digo a la muerte, que es éso con lo que Dios se venga de todos, al final (acaso por nuestras recalcitrantes dudas); aunque incluso esta posibilidad empiece a atisbarse ya...
    A lo mejor el escepticismo es un "absoluto" más. A lo mejor es una expresión divina en las almas de los hombres lúcidos. En ese caso, lo mejor sería escuchar más las palabras de éstos, en medio de nuestro deslumbrante caos, demasiado cegador; o demasiado nítido y transparente (carente, por lo tanto, de referencias o asideros, debido a su regularidad excesiva y engañosa). ¿Pues no es un escéptico, en realidad, algo más que un aguafiestas, todo un profeta?...
    ¿Y todo esto a qué viene?: pues a propósito del deslizamiento de Europa por una pendiente; de la nitidez y claridad deslumbrante con la que la aceleración del proceso dibuja un surco gigantesco en el que todos podríamos acabar hundidos, enterrados; preguntándonos en qué pudo fallar nuestra "esperanza"...  


http://internacional.elpais.com/internacional/2012/04/04/actualidad/1333558604_962099.html

http://www.eldiariomontanes.es/v/20120401/cantabria/sucesos/muere-lanzarse-coche-faro-20120401.html