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Son frases que he escuchado o leído recientemente:
- "Sólo te quejas por tu situación personal, por tu coyuntura y desventaja: sólo porque te sientes agraviado. Si te hubiese ido bien en esto, como a mí, estarías satisfecho y, en general, te importaría un carajo lo que fuese de los profesores interinos".
- "Las oposiciones o el sistema de selección de personal docente es complejo y, con toda seguridad, es imperfecto, con muchísimas aristas y, en algunos casos o para algunas personas, puede resultar injusto".
- "En la vida todo tiene un sentido, una razón: al final, tú entenderás el sentido profundo de todo esto; y será para bien".
¿Estaremos los españoles condenados a ser "quijotescos"? ¿Son todos los gigantes molinos, o abundan los gigantes y a todos nos tratan de hacer creer que son sólo molinos?... Todo esto es muy profundo y tal, y a algunos hasta les podría intrigar, conmover, interesar, afectar... Pero resulta, para una vida humana real, ¡ALGO TAN INFRUCTUOSO Y ABSURDO!... ¡todas estas vueltas, giros y más giros, como las aspas de un molino!... Al menos esos giros tienen una finalidad, que es la de moler grano...
En fin, amigos: os aclaro que el más hastiado de todo esto soy yo mismo (mas, como NO PUEDO SER OTRA COSA QUE LO QUE ME HA SIDO DADO SER, no puedo olvidar lo injusto y terrible que es el "statu quo" para cientos o miles como yo: sí, profesores interinos; en situaciones idénticas o semejantes a la mía).
Pero no me quiero desviar demasiado: reflexionaba hace un momento sobre lo que nos distingue de otras sociedades, ciertamente, más eficientes; de lo que subyace a tanto conformismo y tanta "resignación"... Pensaba en las raíces más profundas de estos males, y en lo difusa que está la "culpa" o -si se prefiere un término con menos connotaciones- la responsabilidad de todo ello. Y es que DEBO ADVERTIR, DEJAR CLARO, DE UNA VEZ POR TODAS, QUE "YO NO ACUSO": indico, señalo, muestro, destaco; reivindico, incluso... NO HABLO SOBRE NADIE, en particular; pero sí que lo estoy haciendo sobre todos (yo mismo incluido, por lo que me toque)... A todos nos afecta, y todos somos víctimas y verdugos, también...
En respuesta a la primera frase: no sé qué sería de mí en tu lugar, pero no estoy en tu lugar; lo más probable ya es que no lo vaya a estar nunca... A lo mejor es cierto que todo esto tiene un sentido (tercera frase), y que yo estoy donde me corresponde; es decir: en el único sitio donde podría estar. Pero no puedo (ni debo) olvidar o renunciar a mi responsabilidad de afrontar lo que me toca: parte de mis "deberes" consisten en no dejar indiferente; en provocar ondas con mis "piedras" en la superficie de unas aguas que tienen apariencia de inmaculado espejo, pero que, acaso, esconden inmundicia o restos estancados...
La segunda frase (emitida por alguien especialmente cualificado, conocedor profundo del tema) me ha hecho pensar en si alguna vez circulará el agua de este estanque; en si alguna vez alguien -o qué organización- tendrá los santos co***** de elevar el asunto al Consejo de Estado correspondiente, o a donde sea que se deba elevar el debate, para, de una vez por todas, intentar limar las aristas... Vuelvo aquí a aludir a las "responsabilidades colectivas", que tal vez tienen que ver con siglos de esclerosis burocrática y de dar por descontadas demasiadas cosas, como puede ser la naturaleza casi "sagrada" (en la misma línea de la "infalibilidad papal") de los procesos de oposición...
Y, sí, es cierto: a los que les ha ido bien en esto, pocos motivos tienen para quejarse... ¡¡PERO SON ELLOS LOS PRIMEROS QUE DEBERÍAN HACERLO, LOS ÚNICOS QUE TIENEN EN SUS MANOS LA POSIBILIDAD DE INTENTAR CAMBIAR ALGO!!... Lo cierto es que no soy ningún ingenuo, y me temo que éste es un sistema que se retro-alimenta, y, por tanto, perfecto, a su manera... Pero, ¿es legítimo dejar de luchar -con tus pequeños aunque irritantes guijarros, junto al estanque- sólo porque crees saber que todo es inútil, todo en vano?...
Pienso ahora en la o las crisis que se nos solapan, y las cuales tantas y tantas cosas nos están dejando en evidencia: en cómo las suelen prevenir o afrontar esas sociedades, más eficientes que la nuestra, a las que antes me refería. Y también en cómo se apoya en ellas a las personas, a los individuos; en colectividad y en COOPERATIVA, sin tanta mezquindad (o sólo la justa)... En cómo, por el contrario, se nos fuerza aquí a la barbaridad "contra-natura" que supone enfrentarnos, competir (sabe Dios si, en ocasiones, hasta con "armas" indignas) entre aquéllos que debiéramos estar colaborando, hombro con hombro, siendo como somos ya -y de facto- parte de un sistema, el cual nos acoge pero, al mismo tiempo, nos rechaza... que nos mantiene en vilo, secuestrados, tan dóciles como sea posible, en una especie de "síndrome de Estocolmo", indefinido o perpetuo, del comodín humano... Pensaba en el absurdo de perpetuar un proceso que consagra la absoluta falta de lógica intrínseca en el hecho (tantas veces repetido) de declarar -¡SOLEMNEMENTE!- la mayor idoneidad de algunos, sin apenas o hasta con nula experiencia, sobre la de los que ya llevan en el tajo de nuestras aulas lustros o décadas...
Éstas son palabras mías:
Un abrazo a todos...