NOTA: Se debe tener en cuenta que ésta es la última entrada. Por lo tanto, si se desea conocer la verdadera secuencia de este BLOG, habrá que acudir, primero, a las entradas más antiguas -la primera es del día 1 de septiembre de 2010.
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Se veía venir. Yo, al menos, lo he visto venir desde hace algo más de un año, que es cuando me preparaba, con ilusión y confianza (demostrándose, al final, que en este medio absurdo ni lo uno ni lo otro sirven para nada), mi enésima oposición. Rechazado, descartado, anulado por un incierto y desconocido "esquema" (creo que no hace falta recordarlo); forzado, en definitiva, a "acomodarme" en la precariedad y la incertidumbre, me siento, no obstante, TAN profesor como cualquiera; si no más... Voy a hablar, por tanto, como docente "de pleno derecho", por así decirlo; y el mensaje es el que sigue:
Iniciado un largo (indefinido, más bien) periodo de decadencia y progresiva depauperación; considerados los inmensos grados de desigualdad y frustración que corroen nuestra sociedad, como un cáncer; habida cuenta que es el "Capital" el único poder fáctico (¿y factible?), al margen de revoluciones populares violentas (sangrientas, incluso); tenidos estos fundamentos en cuenta (y otros muy parecidos, tal vez, de efectos semejantes), resulta evidente que a los "afortunados" se les (nos) va a tachar de "privilegiados" insolidarios: ya está ocurriendo. Y es que compartir y transmitir conocimientos y valores no es labor suficiente (ni de suficiente entidad) para una sociedad más bien mediocre y degradada, que se ve privada, tan a menudo y por añadidura, de lo más básico... Todos los que estudiamos física alguna vez (o, simplemente: aquéllos que somos capaces de entender, sencilla, sensatamente, lo fundamental de este Mundo) sabemos que en todo medio saturado se pueden alcanzar estados irreversibles. Ocultarnos esto ha sido casi el único empeño al que se han dedicado los últimos Gobiernos de España* (entre otros motivos y en gran medida, porque han sido sus propias políticas las causantes del desastre). Ingenua o interesadamente, una mayoría ha preferido aceptarlo, sin apenas cuestionarse NADA.
Yo sostengo que, muy probablemente, estamos en un proceso irreversible de desintegración: es muy desagradable asumirlo, pero ignorarlo no va a hacer que las cosas mejoren; no, en absoluto... Por lo tanto: cualquier merma en derechos, poder adquisitivo, facilidades y ayudas para la formación, convocatoria de plazas públicas, reconocimiento social, condiciones laborales en general, etc., se ha convertido no sólo en una "tendencia" (esta palabra tendría aquí una connotación inadecuada; a saber: que es, por definición, mutable), sino, a partir de ahora, en un "modus vivendi": en un "trágala" permanente y fatal... ¿Veinte horas, veinticinco, treinta?... ¿¡Quién da más!?... ¡o qué más da!.
Se ha abierto la veda: gandules, funcionarios con tres meses de vacaciones y "apenas veinte horas" (?) de curro a la semana (!); interinos que ni siquiera han sido capaces de aprobar unas oposiciones intachables -¡con los mismos derechos (?) que los apabullantes y sublimes "funcionarios de carrera", habrase visto!-, procesos éstos siempre transparentes e indudablemente justos... Historias profesionales, personales y familiares que no importan nada, ya que "ésos" no se merecen los miramientos de una sociedad angustiada y sin recursos... ¡Al paro, como todos! ¡Y "democracia" pa lo malo y pa lo peor!.
Yo soy uno de "ésos": cualquier día nos echan a los leones... Pero ese día, sin nada que perder, y acercándome o superados los 50... ¡Quién sabe!: ¿entre el Capital o la Revolución?... ¡Un abrazo, perdedores!. Y os deseo suerte, pues es ésta, al cabo, el último refugio de ilusos y... perdedores, claro.
*TO-DOS: autonómicos incluidos.
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