Torres más altas...
Profesional, educador, padre, ciudadano con un punto de vista "político" claro; persona, ante todo y en suma... Todo lo pongo en evidencia, aunque sin vocación de mártir: tan solo me niego a ocultarme, a cargar con toda la responsabilidad de lo que me pasa... ¡de lo que NOS pasa! Porque en esta sociedad tenemos más de un "armario" que airear. Un saludo a todo el que se atreva.
No quisiera terminar esta introducción y bienvenida sin mencionar que las fotos -la mayoría de ellas- y demás material gráfico que se ve en este blog es obra del que se dirige a Vds. Espero que les guste.
Hi! This is Carlos A. Torres Velasco. I am a Spaniard teacher of Art in a Secondary School of Santander (Cantabria... No, not a bank!), and so I have been since 2001. The problem about addressing Anglo-Saxon people (or rather: almost any other people from wherever in the whole world) is that... you won´t understand a single word of all this! And I am sure the point of such a case will be difficult for you all to grasp: something about striving for a decent and professional way of living; something that has to do with wasting almost your entire professional life in a sort of "limbo"; with dignity and apparently aimless purposes too...
I spent quite a long period in Northern Ireland, and that is why I know the sort of "logic" that pushes forward your societies and the individuals within. Where this sort of "logic" is concerned, Spanish society is a far removed (very "stiff") kind of structure. Actually, this could be said about any aspect you might single out: politics, economy, industry, universities, investigation, trade... And such a "huge mistake", as it were, pervades ALL in this country; obviously, education, as a whole, is affected too. Our personal lives as well: very deeply.
If you don´t have the "guts" to dive so profoundly, then just "enjoy" my few photographs here and there. I hope you will not be discouraged... Thanks a lot!
lunes, 18 de julio de 2016
Oposiciones en Cantabria, 2016 / "Celebración" y recapitulación: 6 años
Son seis años ya, y estoy, EXACTAMENTE, donde dije entonces que estaría; y que así sería, además, de forma permanente. No pocos me consideraron una especie de intolerante derrotista. En realidad, sólo lo insinuaron; o lo otorgaron, con su silencio, ya que pocos -¿o ninguno?- se pronunciaron con absoluta franqueza o severidad ante tan lamentable espectáculo... Que yo me sienta hoy en día, o no, como tal intolerante derrotista y fracasado, es, la verdad, irrelevante. Lo cierto es que todas las vidas lo parecen; o casi todas: irrelevantes. Por eso, que sea el fracaso lo que le corresponda a la mayoría, lo deberíamos recibir con estoicismo y resignación: al menos el 98% de nosotros. ¡Ley de vida!
Pero que nadie espere, tras seis años, que me revuelque en la mugre viscosa y purulenta de la autocompasión: el hecho es que -ésta es la verdad- uno podría estar mejor así, ¡incluso!, que de supremo y bendecido funcionario de carrera (afirmación en cuyo razonamiento no voy a entrar, pues -debo decir, por no alargarme- me la trae bastante floja: ¡palabra de perpetuo interino bilingüe!). Lo que sí se puede esperar es el agotamiento lógico y la falta de ilusión, por la que (imagino), nadie debería echarme demasiado en cara. Podría cantar mil albricias y fingir un desorbitado entusiasmo: a modo de auto-engaño o de "cortina de humo", podría hacerlo; pero lo que se percibe alrededor (en macro y en micro; o en "tele"), que da para millones de ensayos y tesis, es TAN DESALENTADOR que estremece.
Y hasta aquí puedo leer... El resto, supongo, que se trata del "invierno de nuestro descontento". ¡Que vengan ahora a escena los tiranos y, con un poco de suerte, hasta los sacrificados héroes! Yo, por mi parte, no podré confesarme, ya que mis pecados desbordan las posibles penitencias; y porque, además, ya no creo: ni en eso, ni apenas en nada. ¡O que venga Dios y yo lo vea!
jueves, 26 de febrero de 2015
LA LOSA
Sísifo mantiene el trajín pétreo en un aparente silencio inmutable, mientras los altos responsables convocan a los que han sido designados “commeilfaut”, meritorios portavoces, para comunicarles su declaración de intenciones. En el agujero lejano, Sísifo escucha el rumor de la tejedora que teje las coartadas para que los bulldozers entierren el ejercicio inútil de su sino. E idéntico al suyo, el de tantos.
Inexorable, y ya diáfanas las “señales” de un progresivo deterioro en las medianías de la década, se viene acercando la losa que, a fuer de no ser excepcional ni importarle apenas a nadie, sepultará toda esperanza. Y lo hará sin levantar polvo, ni emitir un murmullo, sobre la grava del cementerio.
Luego vendrán los cronistas a justificar los efectos de la aniquilación en las decisiones tomadas por las víctimas, ya enterradas o en una fase de desnutrición irreversible. La historia de la Humanidad está saturada de campos de concentración para fantasmas: sólo sombras colaterales del reverdecimiento de otros, más afortunados; ciegos y afectados por una saludable y dichosa amnesia. ¡Benditos seáis!
Sísifo se dispone a elevar la piedra, acaso, por última vez… Y dirán los hombres de la Ley, los de la Academia y las finanzas, que su ruina y su desdicha sólo fueron responsabilidad suya. Amén.
viernes, 11 de abril de 2014
Los derechos del Estado / "Elogio" de la arbitrariedad
Dos colegas de la docencia. Ninguno de ellos conoce demasiado al otro, pero ambos comparten centro educativo y, posiblemente, aulas y hasta alumnos. Saludos de cortesía y rutinaria muestra de interés: "¿A qué te dedicas? ¿Qué asignatura impartes?"... Resulta que ambos se mueven en los ámbitos de asignaturas "amortizables", por algunos llamadas, vulgarmente (y estúpidamente), "marías". Uno de ellos lo comenta en complicidad, a lo que el interlocutor responde, con nula complicidad: "Pues si no es aquí, será en otra cosa. El Estado no tiene la obligación de darnos trabajo".
Bien... En primer lugar y de entrada, ya me parece bastante discutible que a un servidor público, que lo ha sido a lo largo de doce años -por muy interino que sea-, no se le reconozca la acumulación de ciertos... ¿cómo los llamaría?, mmm... ¡Ah, sí!: DERECHOS. Y si ese servidor público interino, con más de una década de servicios razonablemente competentes, ha acudido a 7 convocatorias de oposiciones al ramo, 7; y si el susodicho ha alcanzado medias, en tales pruebas, que a veces han superado la de algunos colegas más afortunados, aceptados, ellos sí, en el "Rock & Teaching Hall of Fame"; y si el supuesto caso (los hay más, mucho más llamativos) está a punto de cumplir los 49; y si...
Es un asunto espinoso, de acuerdo; complejo y delicado... De momento, me detengo en un comentario que no me quiero dejar en el tintero: me resulta muy llamativo, casi conmovedor, el celo con el que el neoliberal de raza hace piña junto a un acosado Estado; incondicional del denostado Estado... Seguidor radical, sin duda, de la máxima atribuida a Kennedy: "No preguntes lo que el país puede hacer por ti; pregúntate a ti mismo qué puedes hacer tú por tu país". Lo cierto es que a mí esta frase me gusta, y procuro aplicar su filosofía (aunque prefiera ignorar ahora las muy concretas y favorables circunstancias históricas en que esas palabras se pronunciaron).
Por lo demás, y retóricas constitucionales aparte, un servidor sí cree que TIENE EL DERECHO a exigirle ciertas cosas al "Estado" (sea éste lo que sea, dadas las actuales circunstancias; lo digo con pena). Así pues, ¿el individuo frente al Estado?... ¿Tiene que ser así? ¿No podríamos ser aliados, en lugar de entes enfrentados, en casi perpetuo conflicto?... ¿Qué sentido tiene un Estado frente al individuo, si a éste no le ampara nada que dimane de aquél? ¿En qué consistiría, entonces, el supuesto "contrato social"?... ¿Es sólo una cuestión de disponibilidad presupuestaria? Y, si es así, ¿qué le correspondería a cada individuo?: ¿una parte "alícuota" o una parte igual para todo "quisqui"? ¿Cómo estableceríamos, en el primer caso, la proporción correspondiente?... ¿Y cómo recuperar para la sociedad, a propósito, lo que legítimamente le correspondería reclamar de los que han robado y usurpado riqueza y bienes durante décadas; o de aquéllos que lo hacen por sistema, incluso amparados por la ley o por privilegios forales, corporativos o de clase?... Téngase en cuenta que vivimos en una sociedad que no parece poner ningún reparo a la concesión de espacio, presupuesto, medios logísticos, transporte, alimento, educación, sanidad -y hasta algún privilegio o concesión- a miles de emigrantes ilegales, ingresados en el territorio nacional, a menudo, por la fuerza ("minoría" con la que el Estado obtiene una considerable dosis de buena prensa y toneladas de "encomiables sentimientos"); pero no tiene, por el contrario, ningún miramiento a la hora de aceptar mermas, mutilaciones, rebajas, cercenamientos y hasta la negación, a sus nacionales, de toda clase de "prerrogativas", no ha mucho indiscutibles.
¿Que no tengo derecho a exigirle al Estado que me proporcione un trabajo? ¿Que no me asiste el derecho de pedirle que mantenga para mí el que ya ejerzo? (sin perjuicio de que sea posible, asimismo, que otros lo obtengan en mi misma rama y ocupación, claro está). Por tanto, y si así fuera, me pregunto si el individuo no tendría el derecho de negarle al Estado la lealtad, la observancia de las leyes, el pago de los impuestos o el esfuerzo personal por superarse, con la formación, el estudio y la cualificación que lo convierten en un "activo" social útil... Ya que, si el individuo no "acumulase" ningún derecho a lo largo de su vida, en sociedad y convivencia, entonces acaso podría argüirse que no merecen la pena ni el esfuerzo personal, ni concebir, criar y educar a los hijos; ni tampoco pagar tributos, ni respetar al prójimo, ni regirse por las infinitas leyes, ni acatar las normas mínimas, ya sean éstas las de un elemental civismo o las de la circulación vial. ¿Queremos entrar en esa dinámica tan "radikalmente" individualista?... Por supuesto, a la demagogia neoliberal le gusta hablar de "auto-regulación", de una especie de "sensatez social" natural, que fluye como el agua limpia de los manantiales: una fuerza misteriosa que sitúa, además, a cada cual en su sitio...
Finalmente, si el Estado se convierte en algo neutro, indiferente o, incluso, hostil ante el individuo, se podría plantear (como, de hecho, hace el separatismo; aunque lo haga para fundar OTRO Estado) que sería legítimo diluir las fronteras (centrípeta y/o centrífugamente), el ordenamiento territorial, las convenciones, las alianzas, el respeto al otro... Legítima la creación, en suma, de un nuevo caos con leyes nuevas y naturales: tan naturales como las de la selva.
Si el ideal "neoliberal" nos lleva a eso, entonces yo me mantendré en mis trece: TENGO TODO EL DERECHO A RECLAMAR, A EXIGIR QUE EL ESTADO ME AYUDE A GANARME LA VIDA Y A SUBSISTIR CON DIGNIDAD EL RESTO DE MI VIDA; Y EXIJO LO MISMO PARA MIS DESCENDIENTES Y ALLEGADOS. Pues si el juego consiste en sólo ceder y transigir con la humillación a la que nos sometieren, entonces rompo la baraja y acepto las nuevas normas, arbitrarias y cambiantes, del supremo y muy natural caos... tal vez (si es que me quedan fuerzas para resistir... o combatir).
miércoles, 20 de noviembre de 2013
Elvira Lindo: en "El País", sobre el mal ejemplo
http://elpais.com/elpais/2013/11/19/opinion/1384883956_283676.html
lunes, 24 de diciembre de 2012
¡Va por ti, Mariano! (peor que ayer, pero bastante mejor que mañana)
Además, Ófisis, el único ser viviente aun en esta historia (Sísifo sólo convalece en un estado fantasmal), continúa su crónica concisa en http://torresmasaltas2.wordpress.com/
E-mail: balzuel@gmail.com
Léase el texto "unabridged" en ÓFISIS
Ilustrísima:
Un 80% de mis últimos ingresos (es un cálculo a grosso modo) se han volatilizado en pagos de hipotecas, impuestos indecentes, facturas abusivas, seguros desmesurados, penalizaciones de usura, gabelas varias (directas o indirectas), hidrocarburos, incrementos y/o “actualizaciones” de cuotas. Apenas me he permitido los “lujos” de adquirir un par de pequeños electrodomésticos, así como mobiliario menor y más bien barato. El resto se ha dedicado a comida, libros de texto y dos o tres piezas de ropa para mi hija de quince años.
Esta Navidad no habrá ni turrón ni regalos. Si mi vehículo se estropease o sufriera un accidente (un coche pequeño y modesto, que ya ha cumplido ocho años, y del cual no puedo prescindir, pues lo NECESITO para acudir diariamente a ese trabajo que aun mantengo), tendría que optar entre asumir nuevas y aun más ruinosas deudas o una locura agotadora y diaria de trayectos en transporte público (¡y ríase usted de ese juez en clase “turista”!). Sé que Su Excelencia no se hace una idea, pues no conoce, ni ha conocido, ni conocerá NUNCA –en propias carnes ni allegadas- algo ni remotamente parecido… Para terminar con este apartado dedicado al motor, le diré que, simplemente, carezco ya de la capacidad mínima para asumir los gastos básicos del mantenimiento de mi coche: ni aceite, ni ruedas, ni bujías, ni frenos… No sé muy bien qué podré hacer al respecto, pero me permito la insolencia de hacerle a usted y a todos los miembros de su Gobierno responsables subsidiarios de cualquier eventualidad derivada.
Se dirige a usted un funcionario del Grupo A, ¡y fíjese la situación que le describo! Es día 22 de diciembre y ya he superado la “línea roja bancaria”… No podría, pues, comprarle a mi hija el calzado que necesita con urgencia; ni podría sustituir este viejo ordenador en el que escribo, si deja de funcionar (y tenga en cuenta, Sr. Presidente, que yo TRABAJO con esta herramienta: la aporto yo, nadie me la ha comprado o subvencionado, y nadie me la mantiene; al contrario que a ustedes, los políticos). El caso es que no hay que ser un genio de la economía –como un Joseph Stiglitz, por ejemplo, quien tan bien les dibuja a ustedes en su último libro- para entender que, si los ingresos son comprimidos en torno a un 15% y se ven incrementados, de forma simultánea, los gastos fijos en otro tanto (si no más; en forma de “atraco a mano desarmada”, pero igualmente persuasiva), entonces el resultado sólo puede ser un emparedado masivo de “clase media”, la cual –con mucha suerte- ha podido ahorrar, en estos últimos años y a lo sumo, un 20 o un 30% de su dinero.
¡Claro que no debe haber motivos de queja, pues la solución está ya prevista por todos los buenos discípulos de la “Escuela de Chicago”!: consiste en solicitar un “rescate”… Quiero decir que toda familia puede hacerlo (con tal de que los sostenga un mínimo residuo de “crédito”, claro está). El negocio es perfecto: mientras quede sangre en las venas de esa gente, estarán atrapados en un círculo vicioso infernal, que consiste en solicitar un préstamo tras otro, con el único objeto de pagar la sobre-deuda que devengan las deudas previas, en un proceso que se parece al de la clásica “bola de nieve”… Lo conozco bien, pues pasé casi toda mi infancia y la totalidad de mi juventud en el seno de una familia que apenas sobrevivió a un desastre semejante. De una forma nada sutil, y a mis cuarenta y siete años, AUN ESTOY PAGANDO las consecuencias de aquello. Ahora estoy seguro de que lo estaré haciendo el resto de mi vida… Desde luego, esta sociedad, este país, ustedes y otros “agentes”, no me lo han querido poner nunca muy fácil, que digamos. Pero dejemos de hablar de este caso tan particular e insignificante…
¿Son ustedes conscientes de que la mayoría de los votos que han recibido proceden de la esquilmada clase media, precisamente?… Y si somos “culpables” de haber superado nuestras posibilidades, y nos merecemos, por tanto, este anticipado “vía crucis” (¡en plena Navidad!), ¿en qué punto sitúan ustedes ahora nuestras verdaderas “posibilidades”?… ¿Hasta qué abismo nos pretenden sumergir?… ¿Por cuánto tiempo?… ¿Cuántos calculan que podrán sobrevivir a esta inmersión?… ¿Afrontarán ustedes las consecuencias y las secuelas más que previsibles?… ¿Asumirán ustedes y otros (últimos y auténticos responsables del descalabro) una parte significativa y justa del coste de semejante ruina?… ¿Cuánto tiempo creen que podrán eludir la rendición de cuentas ante la gente que los ha puesto al mando?… ¿Cuánto tiempo sin distribuir los recursos y las penas entre los que más derecho deberían tener a ello –de entre los más necesitados-, sin demagogia ni falso “igualitarismo intercultural”, por llamarlo de algún modo?… ¿Cuánto deberemos esperar a ver cómo los españoles de TODAS las tierras son tratados del mismo modo, al tiempo que –en una burla paradójica- cualquier extranjero, legal o ilegal, delincuente o decente, competente o inútil, goza de casi idénticas prebendas (?) que cualquiera de nosotros?… ¡Preguntas retóricas!…
Deberían darse un tiempo para reflexionar, aunque creo que ya hace tiempo que se lo dije a usted, con el debido respeto: están ustedes jugando con fuego. ¡Y no me refiero a “Catalunya” o al resto de ratas que quieren huir del barco mientras se hunde! (deberían haberlas expulsado del buque, hace décadas, en una chalupa salvavidas; es mi humilde opinión).
Una última cosa: la próxima vez que vea a Don José María (Aznar) debata con él, con total y radical honestidad y franqueza, si de verdad se pueden creer ustedes ajenos a la “herencia recibida”; irresponsables absolutos de lo que este país, llamado España, arrastra desde hace décadas, aunque sólo ahora brota como la peste. Que el anterior Presidente exacerbara -con una incompetencia e ingenuidad exasperantes- las condiciones por ustedes establecidas (sí, POR USTEDES; y por Don Felipe González, básicamente), no les exime de su corta vista, falta de honestidad y carencia de ambición. No hay más que ver su actual “lista de prioridades” para entender de qué les hablo: están dando la última y definitiva vuelta de tuerca a un país que no saldrá de la mediocridad y la pobreza en décadas (si es que algo así es posible en un entorno de conformismo y fracaso endémicos).
Disfrute de la Navidad: yo sé que usted y los suyos podrán hacerlo.
jueves, 20 de diciembre de 2012
LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ADVERBIO (reflexión semiótica en torno a una mutación neoliberal en los mass-media)
Hace unos meses se decía en el Diario Oficial del Reino –más conocido como TD, en TVE-, casi como si tal cosa, que unos ciudadanos, más bien procedentes de más allá del sur del Sáhara (de raza negra, vaya), habían irrumpido hacia este lado de la verja, en nuestro territorio, a la altura de Melilla. Si no fuera bastante con esa permanente sensación que tiene uno de tener que estar pidiendo disculpas, siempre y a todo el mundo, por un motivo u otro –si es de allá, por lo que les invadimos o porque ellos dicen que lo hicimos; si es de acá, por casi idénticos motivos-, ahora parece que los que nos invaden -por la fuerza, como en justa y poética reciprocidad (?)- ya son reconocidos, de forma implícita y hasta explícita, como ciudadanos; nada menos. ¡Del mundo, digo yo!... Aunque, ¿qué país amalgama, con más ambición y generosidad que España, esa idílica aspiración de la Humanidad toda, a un mundo paradisíaco, colmado de ciudadanos y éstos de derechos, sin fronteras, sin enfermedades, sin pobres, sin indolentes, sin oportunistas, sin malos, sin mafias, sin contrabandistas (incluso de gente), sin ladrones miserables, sin ladrones ricos?...
Así pues, tal como estamos, en el “ya” o en el “todavía”, uno se pregunta si la homologación forzosa de los españoles con los que saltan nuestros ruinosos límites (en más de un sentido, lo hacen) no será, más que un lapsus “subliminal”, una idea presente en la agenda oculta de los que ya nos dan, a la mayoría, por desahuciables; y nos ponen, así, al nivel del polvo y la mugre de los que sobreviven y merodean en los montes marroquíes, al amparo de todas las pasividades: la de nuestros vecinos y la nuestra. ¡Toda una metáfora!. Mientras, debatimos callados sobre el sexo de los ángeles, enmudecidos por un silencio sepulcral de millones de corderos.
miércoles, 14 de noviembre de 2012
EL TAJO (Huelga General, 14-N 2012)
Catorce de noviembre, 2012; España. Día de Huelga General. Me encuentro en el aula; estoy en el tajo.
Soy consciente de la trascendencia de mi postura: en estos precisos instantes, los Mercados me observan con satisfacción; toman nota de mi "aportación" y, de forma casi automática, la "prima de riesgo" decrece en un 0,00000001%. Asimismo, la competitividad y la productividad de este gran y sacrificado país se reactivan; y es, precisamente, mi humilde presencia, en esta aula vacía, la que obra una fracción -infinitesimal, sí, pero nada despreciable- de semejante milagro.
Europa sabe (y China: mejor que nadie) que tan solo la seriedad y la presencia taciturna, pero concentrada, del sumiso en su puesto de trabajo -si lo tiene-, es la ofrenda que el "Sistema" acepta como válida: la que lo alimenta y lo hace "sostenible" y próspero; incluso socialmente próspero... Porque todo el mundo sabe, en realidad, que el "Sistema" acumula riquezas únicamente para re-distribuirlas... Claro que -entiéndase- lo hace ulteriormente, a su debido tiempo.
En este sentido, una Huelga General es una inapropiada muestra de impaciencia y de desconfianza de un Pueblo en sí mismo y en sus muy sabias élites; de la que los "Mercados" toman nota, como ya he dicho... Y no debo dejar esta línea del argumento sin subrayar la sabiduría de dichas élites, cuyas decisiones y excelente gestión -en términos históricos- no han podido evitar la situación gravísima que nos asola... Por lo que concluyo que ellos no son los culpables -últimos y esenciales- de esta penuria. Es casi una cuestión retórica, por tanto, preguntarse de quién es la culpa (Ellos lo tienen MUY claro; por eso nos ponen, en esta coyuntura histórica, frente a un espejo... Poco importa si se trata de un espejo deformante; y muy poco si la distorsión se convierte en la "versión oficial y ortodoxa" de los hechos).
Y concluyo que, si hubiera una mayoría aplastante con mi actitud y mi pensamiento, este país (o Nación de Naciones, o lo que sea) reverdecería; resurgiría de sus andrajos y se esfumaría el vergonzoso paro estructural; y los privilegiados perderían gran parte de sus privilegios; y las Instituciones serían moderadas, sensatas y excelentes gestoras; y desaparecería la corrupción, y se demostraría que SE CREE, REALMENTE, EN LA GENTE DE ESTE PAÍS (cosa que no se ha hecho, con convencimiento, NUNCA); y los recursos se gestionarían y distribuirían de forma justa y racional, sin sesgos arbitrarios, demagógicos o electoralistas; y la ciencia y la tecnología españolas -punteras, envidia del mundo-, alcanzarían las estratosferas del Nobel y de las ventas globales; y hasta las gallinas españolas pondrían huevos de oro, la verdad...
¡¡ESCUCHAD A LOS MERCADOS, HERMANOS, ESCUCHADLOS!!... ¡Debéis tener claro que los sacrificios que nos exigen son, claramente, por nuestro propio bien!: toda la miseria, la desesperanza y la ruina de este descenso a los infiernos es por ALGO... No lo olvidéis mientras desfallecéis; mientras se proceda al deshaucio decimonónico de vuestra vida y de vuestra familia; no lo olvidéis mientras os arrebatan el futuro, la formación de los hijos y la salud de todos; no lo olvideís si la ira os tienta: si sólo parece que os quede, antes del último estertor, el recurso de una deflagración en medio de una "tierra quemada"...
Y, como diría Berto Romero, en un monólogo memorable: estoy hoy aquí por el cariño de la gente y de mis alumnos... y por dinero; pero sobre todo por el bien de la profesión... y por dinero; pero, por encima de todo, por el futuro de la docencia... y por dinero. ¿Triste?: sin duda. Pero ojalá que llegue el día en que ese dinero se reúne en un Fondo de Resistencia para los que nos vayamos quedando por las cunetas y los tajazos de esta “recesión pasajera”. Ahí lo dejo caer...
NOTA: Recomiendo la lectura de "El precio de la desigualdad", de Joseph Stiglitz. Léanlo y saquen sus conclusiones; y, de paso, le harán aun más rico al señor Stiglitz, todo sea dicho.
lunes, 24 de septiembre de 2012
DESCOMPOSICIÓN / QUEJAS y RÉDITOS (decimo primera carta abierta a Don Mariano)
Además, Ófisis, el único ser viviente aun en esta historia (Sísifo sólo convalece en un estado fantasmal), continúa su crónica concisa en http://torresmasaltas2.wordpress.com/
E-mail: balzuel@gmail.com
Estimado Presidente:
Se le está yendo de las manos. Y no me sorprende. Desafección lo llaman. Yo lo llamo "pulso". Yo lo llamo lucha de poderes (siempre le llega esta hora al "viejo león" cansado). Yo lo llamo decepción, sobre todo... No me simpatizan ciertas chulerías históricas (revestidas de "legitimidad" y de "patriotismo"), pero uno también quisiera, a veces, reclamar la "secesión"... ¿Lo entiende?: esto que está pasando se lo han ganado a pulso ustedes; TODOS USTEDES.
Le digo que no leo prensa, pero a veces se me escapa la mirada hacia algún titular, y veo que los diputados tienen asignados hasta 3.000€ anuales sólo para taxis (que habitualmente no gastan... en taxis); o que las empresas apenas tributan un 12% de sus ganancias (a los ciudadanos pedestres nos "incautan" hasta un 30%, ¿no es cierto?). Son sólo un par de titulares, de un día cualquiera, en la prensa española: pero no puedo evitar pensar en los 1.500€, más o menos, que me obligan ustedes a "sacrificar", por el bien común, en este fin de año atroz: sin "extra", sin regalos de Navidad, apenas con lo más imprescindible... ¡Y yo (creo que) soy de los que podremos pagar nuestras deudas!; muchas de las cuales son gabelas y abusos, desproporcionados, consentidos por ustedes... Pero todo esto ya se lo he dicho, así que no insisto... ¡No tanto como los "nacionatas", esos expertos, auténticos profesionales de la queja y del rédito obtenido del permanente -y nunca compensado- "agravio"!.
Si usted supiera quién soy -y si le importase algo-, sabría que yo también me quejo mucho: que me he quejado casi siempre. Pero creo que lo he hecho con bastante razón. Lo que aun no tengo "dominado" (en esto no les llego a los "nacionatas" ni a las suelas de sus muy "oprimidos" zapatos) es lo de la obtención de "réditos"... Me temo que nunca lo dominaré... Pero, ¡no se crea que no me tienta la reclamación de independencia!: para mí y para toda la gente que me importa y que, creo, no se merece nada de lo que nos están haciendo. ¡Eso sí!: por el mero "bien común" nos lo hacen, lo que nos consuela a todos mucho... ¡No vea cómo nos consuela el "bien común", en un país que, generación tras generación, y desde hace ya siglos, parece empeñado en defraudar a los suyos!
Tengan ustedes un hermoso otoño. Y disfrútenlo, con parte de mi dinero, de taxi en taxi, por Madrid (al menos, algún taxista saldrá ganando algo con todo esto). Que les cunda.
miércoles, 19 de septiembre de 2012
ÓFISIS ESTÁ DE ESTRENO
miércoles, 12 de septiembre de 2012
Lo que opina un CATEDRÁTICO DE DERECHO CONSTITUCIONAL (Francisco J. Bastida)
Además, Ófisis, el único ser viviente aun en esta historia (Sísifo sólo convalece en un estado fantasmal), continúa su crónica concisa en http://torresmasaltas2.wordpress.com/
E-mail: balzuel@gmail.com
Más claro, el H-dos-O:
Francisco J. Bastida
Universidad de Oviedo