NOTA: Se debe tener en cuenta que ésta es la última entrada. Por lo tanto, si se desea conocer la verdadera secuencia de este BLOG, habrá que acudir, primero, a las entradas más antiguas -la primera es del día 1 de septiembre de 2010.
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Os lo puedo decir con toda claridad: caminar me ha salvado la vida. Y cuando camino a buen paso, muy a menudo, pienso (pues sí: a pesar de que mis colegas me hayan considerado poco menos que un descerebrado, con su "nofrecelugaradudas" calificiación de julio, yo pienso). Los pensamientos no siempre son "trascendentales", claro; pero no me cabe ninguna duda acerca de la "ventilación" de los mismos, así como de los beneficios que esta "hiper-oxigenación" aporta a, ambos, organismo y alma. No creo, por otra parte, que esté descubriendo nada nuevo: los que camináis a menudo sabéis, sin duda, a qué me refiero.
Esto viene a cuento de que el otro día me pude fijar, como tantas veces, en el aspecto lamentable de ciertos detalles y elementos urbanos: síntomas nimios de fenómenos con más calado (considero este método, tan simple, de suma utilidad). Hablo ahora de las papeleras de la ciudad: muchas de ellas arrancadas, quemadas, quebradas o, simplemente, hechas desaparecer.
Enseguida hilé y relacioné un par de conceptos que ahora os transcribo: PAPELERAS y VOLUNTARISMO.
"El día en que, hace ya décadas, se instalaron cientos de papeleras -si no miles-, hubiese parecido que se proponía la inminente transformación cívica de los ciudadanos, tal vez seducidos (casi "conmovidos") por su mera presencia y por la encomiable atención de las autoridades a una demanda "universal".
Lo cierto es que se han convertido, con el tiempo, en objetos predilectos del vandalismo... Que los vándalos sean una minoría (¿lo son?) no atenúa el hecho de que su uso sea, en muchos casos, precario o imposible. Además, las medidas coercitivas para evitar este destrozo son inútiles, escasas o nulas.
¿Basta con ofrecer una "mejor enseñanza" para que ésta pase a generar óptimos resultados?... Digamos que se ha creído con demasiada candidez en la "impecable disposición" del Género Humano a ser "más sabio"; a superarse a sí mismo, permanentemente, en un paulatino proceso de auto-exigencia: desde el "Buen Salvaje" a los muy labrados campos de altos brotes, prestos a recibir, en cualquier momento, un Premio Nobel; o poco menos.
Así, de sobra es sabido por todos los miserables humanos que NO BASTA CON AMAR PARA SER AMADO. Y si, en este caso, la coerción no es la mejor estrategia, en la EDUCACIÓN no debe descartarse (al igual que es necesaria la seducción, cierto; pero ésta conlleva gran esfuerzo, sobremanera aplicada a amplios grupos heterogéneos; por sí sola, además, casi nunca surte efecto)".
¿De qué iba todo esto?: sé que al lector inteligente, avisado y avispado le sobran las explicaciones.
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